Como era de esperar, la petardada de Luna Nueva ha arrasado en taquilla en apenas dos días de exhibición (lo anticipé AQUI). El que esto escribe la padeció el martes en pase de prensa. En Cine365 está colgada desde hace unos días la crítica viejuna que a continuación copio en parte. Impagables los comments del personal indocumentado que ven bruma y originalidad donde no la hay en absoluto Ya le di candela a Crepúsculo, ese telefilme hortera, por AQUI. Creo que hemos acuñado el término cine-tofu, que va a dar para mucho, como el cine-zapping que dio cancha AQUI. Me parece estupendo que esta patochada guste a los adolescentes, pero me asusta la aceptación de tanta superficialidad entre gente talludita.
CRONICA DE UN HOMBRE LOBO PAGAFANTAS
Debe de haber un lenguaje críptico que desconozco en las imágenes de esta saga y en la obra literaria de partida. Una nueva visión sobre el mundo que se me escapa. Soy tan ciego que no soy capaz de disfrutar con el paisaje de emociones que nos brinda esta película incomprendida en todo entorno cinéfilo o cinéfago. Es la única respuesta que encuentro a mi desbocada animadversión hacia un producto que me aburre soberanamente, hasta el punto de que esta segunda parte, Luna nueva, es tan soporífera y tontuna que empiezo a apreciar más Crepúsculo, el pistoletazo de salida de una franquicia millonaria adscrita a la creciente moda de fenómenos teen que arrasan sin contemplaciones, a pesar de su inexistente originalidad, empujándole a uno a añorar a New Kids on the Block y Take That (al lado de estos pimpollos tenían algo de enjundia). No entiendo nada.
Ya lo decía Edward, el vampiro bueno, al que le marcan los musculillos del torso con aerógrafo, en la primera entrega de la serie: Somos vampiros vegetarianos. Nos alimentamos de sangre de animales. Para nosotros es como el tofu, pero nunca nos quedamos del todo saciados. Pues toma cine-tofu, compañero. Toma sucedáneo de película de no-muertos. Una película de vampiros donde los chupasangres no enseñan los colmillos ni vemos rojo líquido elemento se aleja de la gracia del género. Donde el erotismo se cambia por un romance de guardería y las escasas escenas de acción parecen descartes de Matrix ya caducados. Donde la sensualidad e inquietud brillan por su ausencia y hay que soportar, como espectador racional, videoclips espolvoreados por aquí y por allá que parecen querer anunciar una nueva marca de colonia. Donde no hay tensión, ni siquiera sexual, aunque nos quieran hacer creer lo contrario, y de pasar miedo ni hablemos. No entiendo nada.
Kristen Stewart y Robert Pattinson siguen encabezando el reparto coral de jóvenes de buen ver en el segundo episodio de esta suerte de Romeo y Julieta moderno y edulcorado en el que toma especial presencia el papel de Jacob, interpretado por Taylor Lautner, que esta vez, como sale más en la gran pantalla, se ha preparado su personaje a conciencia en el gimnasio. En Luna nueva se revela como el hombre lobo pagafantas, una nueva especie, el elemento perturbador en un triángulo amoroso de pandereta. Sus compañeros licántropos van semidesnudos por el mundo, luciendo palmito, con pose propia de calendario de bomberos anabolizados. ¿Quién entiende algo?
Luna nueva sigue explotando los lugares comunes más tristones de un tema que da para mucho más, se apunta a la moda del rollo gótico descafeinado que tanto cuaja últimamente e introduce otro icono del fantaterror para dar algo de intríngulis al asunto, el hombre lobo, de la misma manera que trata a los vampiros, con poca rabia y menos fuste. Los fans del invento lo disfrutarán sobremanera, por supuesto, con el cerebro en modo teenager en celo. Para el resto, se recomienda hacerse con la edición especial del DVD de Déjame entrar, recién salida del horno, para ver una buena de vampiros. Efectivamente, no he entendido nada. Es una película de amor entre un vampiro vegetariano y una niña grunge. Eso es. He entendido algo.
P.D.: Desesperante el doblaje de la interminable 2012 Al pasarme a verla observé atónito la impresionante cola para tragarse Luna Nueva y comprobé la presencia de una legión de mancebas maduras que esperaban ansiosas el colapso hormonal en pantalla grande.