Desde que fuera nominado al Oscar por el cortometraje “7:35 de la mañana” Nacho Vigalondo se ha convertido en una firma indispensable a la hora de hablar de nuevo cine español. Su tercera película, “Open Windows”, es una co-producción internacional rodada en inglés protagonizada por Elijah Wood y Sasha Grey, ex-estrella del porno. Por supuesto, no es un filme al uso, como nos tiene acostumbrados este creador insaciable que busca inspiración en el cómic, los videojuegos y la red.
-¿Cómo fue la génesis de “Open Windows”?
Es la más discutible de todas mis películas porque no fueron los personajes ni la historia si no el planteamiento formal. Es un encargo. Me pidieron que elaborase un thriller donde tuviera mucha importancia Internet. De cara a estimularme a mi mismo necesito llevar la experiencia de hacer una película al límite y decidí que toda la película ocurriese en una pantalla de ordenador. Compuse una historia que estuviese vinculada al formato.
-¿Bebe de la actual fiebre por el found footage?
Hemos ido por un territorio distinto porque no es una historia lineal, cruda y directa. Hemos sustituido la cámara doméstica por la pantalla de ordenador y, al estar presente Internet, en la película hay una mentira sobre otra. Con giros y trampas. Es así por la propia naturaleza de Internet.
-Por lo que comentas, no todo espectador podrá entenderla.
Un esfuerzo grande ha sido que tenga una lectura elemental. A un nivel muy sencillo es una historia tradicional de rescatar a una chica, pero luego tiene otras capas. Y el final es muy abstracto. No he querido ser restrictivo. No he introducido nada que puede echar al público de las salas, aunque no sea una película trillada. Hay elementos muy realistas aparte del fantástico. Hay locura pero se entiende.
-¿No has tenido miedo de que la forma se coma el relato?
La forma y la historia están unidas. El ordenador es parte de la trama. La cámara es de alguien que está dirigiendo, que soy yo, no los ojos del espectador. Y no he querido jugar al despiste. No se despega de una película de Brian de Palma, por ejemplo. No es difícil de ver.
-¿Cómo fue trabajar con Elijah Wood?
Es fabuloso. Siempre ha sido actor. No ha sido otra cosa nunca, con lo cual tiene un dominio de la técnica increíble. Procesa las instrucciones a la perfección. Y en un mundo como el cine, que es muy clasista y está lleno de engreídos, es un tío absolutamente llano. No se da importancia a sí mismo. Además no se me ocurre una carrera tan única unida al mainstream. Y está encantado con Frodo.
-Por la temática, ¿es mejor ver la película en un ordenador o en el cine?
Hay tantos elementos escondidos que es mejor verla en pantalla grande. Hay mucho material. Así no te pierdes nada, pero nunca firmaría una película que no se pudiese ver en un ordenador.
Se comentaba de tu anterior película, “Extraterrestre”, que tenía que haberse estrenado directamente en Internet. ¿Está difícil rentabilizar lo digital?
En la traslación de lo físico a lo digital ha habido un exceso de celo en implantar lo gratuito como algo legitimo para los consumidores. Se dice que hay que quitar la piscina a Alejandro Sanz, pero siempre podrá bañarse en ella, porque lo que está desapareciendo es la clase media. El mainstream sigue en su sitio. A mi me duele que un nuevo realizador no pueda colgar su última obra y pedir 2 euros a cambio de su visionado porque lo gratis está instaurado. Es una pena. Hay una generación brillante de cineastas y hay experimentos muy interesantes que no se monetizan a través de la red, como #littlesecretfilm por ejemplo.
-Son modelos de creación, pero no de producción.
De cara a prensa creo que tiene más valor anunciar películas a un euro que gratis. Tendría una importancia simbólica y ayudaría a fabricar un modelo sostenible.
-¿Crees que la gente pagaría?
Me limito a lo que está pasando en otros países como EE.UU. Lo duro es que este posicionamiento de no querer pagar por ver películas online está afectando al cine independiente, no a las multinacionales. Aquí no se está haciendo eco de un reencuentro que hay con las propuestas indies, como pasó en los 90s. Títulos de género como “Cheap Thrills” están teniendo una vida muy interesante a través de vías como VOD. Hay países con más piratería que España, pero que, en cambio, sí tienen cultura de pagar por las cosas en Internet, de tal manera que hay cierto equilibrio. Aquí en absoluto
-¿Qué esperas de Open Windows?
Pienso en el espectador y no en la taquilla, busco crear sensaciones en el público, acunarle, zarandearle, darle un caramelo, una paliza, abofetearle, marearle… Que la película tenga peso real y plantee cuestiones. Hay blockbusters que se me evaporan cuando salgo de al sala. Prefiero que la película sea conflictiva pero permanezca agazapada en tu cabeza.
-Que no deje indiferente.
Los blockbusters más atrevidos suelen tener un comienzo arrollador pero un tercer acto terrible. Merece la pena que una vez que las bases de la historia estén asentadas en vez de descansar la película se propulse hacia arriba.
-¿Qué has visto últimamente que te haya gustado?
Pues a pesar de que la pusieron a caldo, “Solo dios perdona”. La maltrataron el año pasado y es una cinta muy avanzada, nada complaciente con el público, bien construida. Es tan honesta consigo misma que no es pelota con el espectador.
-¿Has llegado a pensar que quizás nunca llegues a triunfar de verdad?
Como soy de pueblo, de clase baja, mi padre es peón y mi madre ama de casa, para mi no es un fracaso no hacer taquilla. A mi edad ya he hecho tres películas como me ha dado la gana. Me sentiría mal conmigo mismo si me quejase de mi situación.
(entrevista aparecida en EL CORREO, aquí ampliada)