Ganó merecidamente el premio del público en el pasado festival de Sitges este cruce perfecto entre terror y comedia que se vale de los tópicos del género para encontrar la complicidad del espectador, en la línea de “Zombies Party”, un delirio gore plagado de humor negro que refrescó el cine de horror moderno para el bien del aficionado al entretenimiento a base de escalofríos. “Bienvenidos a Zombieland” combina las virtudes del filme británico con el celuloide espectáculo, mezclando hábilmente acción, aventura, humor y sustos. Los muertos vivientes siguen dominando la gran pantalla, y que sea por mucho tiempo, tal y como pudo verse en el grueso de la programación del evento cinematográfico catalán, festejo especializado donde los cadáveres andantes tomaron este año especial protagonismo.
“Bienvenidos a Zombieland” comienza presentando al protagonista del festín sangriento, Columbus, un chaval de apariencia más bien torpe que ha elaborado su propia guía de supervivencia para no acabar pasto de los no-muertos que han invadido el planeta. Jesse Eisenberg, visto recientemente en “Adventureland”, encarna a este nerd entrañable con pinta de no haber roto nunca un plato que sabe bien qué hacer en caso de verse entre un zombie y la pared. Ante todo mucha calma, un bate de béisbol y, si surge la oportunidad, entablar amistad con un tipo duro que te salve el trasero en algún momento de extremo apuro. Aquí el “machoman” es Tallahassee, un individuo que la goza dándole caña a los devoradores de cerebros pistola en mano, interpretado por Woody Harrelson, actor de carisma incuestionable a reivindicar. A ambos se les unen dos mancebas de armas tomar, un par de hermanas a quien ponen rostro Emma Stone (“Una conejita en el campus”) y Abigail Breslin, la niña de “Pequeña Miss Sunshine”.
La película es una road movie divertida, loca por momentos, desenfrenada y terrorífica cuando se pone a ello, con alguna sorpresa brillante que es mejor no desvelar (un cameo de lujo que aporta uno de los gags más aplaudidos). Cruce entre “Supersalidos” y “Amanecer de los muertos”, dirige Ruben Fleischer, un debutante que ha sabido barajar bien sus cartas. La historia en ningún momento explica la razón de la plaga de zombies, ¿para qué? Es un mundo post-apocalíptico, explica el realizador. No se trata de gente en el medio de un ataque zombi. Nuestra historia es de gente que está en un mundo donde hay muchísimos más zombis que personas, y queríamos contar la historia de algunos de esos pocos sobrevivientes peleando por abrirse camino a través de ellos. Al espectador receptivo no le costará nada unirse al clan de supervivientes, compartiendo el lío con abundantes risas y meneo en pantalla. Un estreno zombie de lujo.
ATRACON ZOMBIE
Aunque los vampiros (descafeinados) dominen la taquilla, el zombie es el mito del horror moderno con más seguidores entre los aficionados al terror reciente. Los muertos vivientes están de moda, como bien pudo comprobarse este año en Sitges. “Bienvenidos a Zombieland” no fue la única pasada que pudo verse en el conocido festival protagonizada por muertos que caminan. “Rec 2”, de Balagueró y Plaza, inauguró el sarao y se programaron más de una docena de filmes deudores de George A. Romero, que no convenció con su última propuesta, “Survival of the Dead”, pelín rancia, aunque si hicieron vibrar a la platea la visceral “La Horde”, de Yannick Dahan y Benjamin Rocher, “Dead Snow”, de Tommy Wirkola, o “Doghouse”, de Jake West, por citar algunos títulos programados.
Textos publicados en el suplemento GPS, aquí sin cortes. Aprovecho la coyuntura, ya que hablamos de muertos vivientes, para rescatar (íntegra) una entrevista de mi cosecha a Paco Plaza con motivo del estreno de Rec 2 en el festival de Sitges
ENTREVISTA A PACO PLAZA
-¿Qué supone para vosotros inaugurar un festival como el de Sitges, donde os distéis a conocer con vuestros cortos?
Es una vuelta a casa, sobre todo con esta película. El festival de Sitges fue el primer contacto de la película original con el público español y fue una experiencia fantástica para nosotros. Ir a Sitges supone un talismán, un placer y sobre todo compartir la película con nuestros amigos.
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