cunia cine comic y otras hierbas

Bi Bim Bab

Filed under: Desvaríos,Gagstronomía el Jueves, 28 de julio

Anoche cené en un buen coreano, bien de picante, Bi Bim Bab -me flipa- regado con vino blanco, para después rematar la faena con un mojito de frambuesa y una cosa demoniaca llamada ADIOS MOTHERFUCKER… Como suena… Y más, y más… Bailé como un maldito y no sé ni cómo llegué a casa, o si estoy en ella o en una realidad paralela, así que el DIA DEL POST LOCO, por razones obvias, por mi falta de responsabilidad para con mis lectores internautas, se iniciará después de comer y continuará mañana (bueno, ha comenzado ya). Así, con la tontería, me escapo en un rato a ver CAPITAN AMERICA, de la que pienso escribir por aquí, truhanes… ¡Pócimas del demonio!

Otra ración de butano

Filed under: Burp!,Gagstronomía,Palabrería mística el Miércoles, 16 de febrero

Pinchando AQUI va otra entrega butanera de HISTORIAS DE AMOR (Y APOCALIPSIS) Van fragmentos del texto, hoy pelín frívolo

No voy a hablar de los Goya porque afortunadamente me los perdí, pero pensar en el evento me ha recordado un tema de notable interés gastronómico muy vinculado: los cocktails de rigor que acompañan a este tipo de saraos, donde los canapés vienen y van y la bebida sobra hasta a los más bolingas. Personalmente, cada vez me dan más pereza este tipo de citas, donde te encuentras con todo hijo de vecino y hay que dar conversación hasta al gotelé de las paredes. Cuado estás en una fiesta y evitas saludar al personal, es que algo pasa. Ese soy yo, avisados quedan, pero no sé qué contestar cuando me pregunto a mí mismo por qué suelo acabar pringando en alguno de estos festejos, a veces por compromiso, otras por trabajo, otras por… ¿agarrarme una buena mierda de gorra?.

Finales de los 90, ¡qué tiempos de derroche! Con la aparición de grandilocuentes tiendas virtuales que quedaron en nada, webs de cultura despistadas ante la realidad (¿qué fue de loquesea.es?), canales temáticos sobrepresupuestados, magnates y mecenas de ideas visionarias fuera de onda… Todo quedó en nada. Bueno, en una buena manada de jóvenes ejecutivos en la cola del paro tras haberse devorado una pasta gansa.

Cerdería fina

Filed under: Gagstronomía el Martes, 9 de marzo

La ansiedad produce en algunos humanos un instinto incontrolable, consistente en zampar y zampar porquerías de toda índole, arriegando el tipo. Me encuentro entre los seres de esta especie, pero cuando me veo contra las cuerdas utilizo una infalible terapia de choque: entro en ESTA WEB y el estómago se me cierra de golpe. Experimentar con la comida es un mundo increíble de posibilidades, algunas realmente letales.

Jamón Hero

Filed under: Desvaríos,Gagstronomía,Insert coin el Viernes, 9 de enero

Ayer tocó partida de Guitar Hero World Tour por cortesía del Sr. B. Aprovechamos la cita para intercambiar gigas y gigas de música y material audiovisual. Entre partida y partida, mientras los discos duros echaban humo, nos zampamos un jamón cojonudo que me tocó cortar jugándome el tipo con un cuchillo en miniatura. No me corté ningún dedo, pero casi. Cortar bien el jamón es un arte más complicado de lo que parece.

Así pues, nos pegamos una tarde-noche a tope con la guitarra y el jamón, que se agarran parecido, pero se tocan diferente. Confieso que, a falta de darle más caña, no me convenció el Guitar Hero World Tour. Es demasiado caótico, al final cada uno va a su bola, sin que te enteres de casi nada salvo tus notas. En principio, me atrae más la guerra de guitarras.

Hoy, amanecer blanco, Madrid bajo un manto de nieve, incluso el centro, algo que no había visto nunca. He salido a la calle a rellenar la nevera y he aprovechado para tirar unas cuantas bolas a lo loco La infancia recuperada

Hoy no se sale, que hay muchas gigas que ver y hace un frío de pelotas

Nuea oam thong

Filed under: Gagstronomía el Miércoles, 23 de abril

léase INFIERNO DE TERNERA, el plato estrella del restaurante thai OAM THONG. Hacía tiempo que quería probar este manjar extremo, debido a mi adicción al picante. Nacho Vigalondo llevaba tiempo recomendándomelo, y M.A. Martín, otro fan fatal de las guindillas y jalapeños, así que tarde o temprano tenía que caer la dichosa ternera letal.

Tengo bastante tolerancia al picante, me flipa, pero anoche no fui capaz de soportar más de dos mordiscos a la ternerita from hell. Nacho explicó en su día estupendamente la experiencia en SU BLOG (pinchad, pinchad malditos), y de su texto extraigo estas líneas que lo resumen todo:

En la carta del menú los platos picantes están clasificados. Se especifica, de una a tres estrellas, el grado de riesgo que el cliente asume con cada elección. El chef, en un alarde de sentido común y valentía conceptual, se salta la posibilidad de la cuarta estrella, y ya, en el infierno de ternera, pone cinco directamente. En la descripción de la carta se menciona su inimaginable grado de picante.

Lo pasé de culo, compañeros, pero ya estoy pensando en volver otra vez a tan singular restaurante y volver a poner a prueba mi lengua y mi estómago. Es como una droga

P.D.: no siento el

Soy adicto

Filed under: Desvaríos,Gagstronomía el Miércoles, 5 de marzo

a esto:

Noodles.jpg

No quiero saber con qué los hacen. Esos sobrecitos llenos de polvos de colores y sustancias grumosas, que se unen en plan Quimicefa para el regocijo de mis tripas. Uuuuuuuuuuuf!!! Es una de las escalofriantes secuelas del tour por Oriente.

Me duele todo

Filed under: Celuloide,Gagstronomía,Saraos el Domingo, 18 de marzo

La cabeza, los pies, los ojos y hasta el corazón.

Llevo nueve días acostándome a las mil y levantándome a las cientos. Comiendo en exceso, bebiendo en exceso, hablando en exceso Dando la bienvenida y despidiéndome de amigos -grandes, pequeños, nuevos, veteranos, buenos, malos- en exceso. Todo en exceso.

No sé si he quemado Málaga, pero Málaga me ha quemado a mi. Apenas he podido ver películas por labores varias, pero hablaré de algunas los próximos días. Es lo único que no he hecho en exceso, ver pelis, en un festival de cine, haw, haw, haw!!! (patético)

Escribo esto recién llegado al hotel, al que (casi) llamo casa, al que me he arrastrado tras huir de una fiesta donde me sentía como un pulpo en un garaje. En vez de dormir más horas de lo normal, me pongo a escribir mientras pienso en el grasiento Egg McMuffin que voy a comerme por la mañana para desayunar. Un placer inmediato que nadie osará quitarme recién levantado, con el bajón mental tras la hiperactividad, gástrica, etílica, hormonal ¿profesional?

Sé que es dañino para mi salud zampar McMuffins compulsivamente, pero me encantan, y no se encuentran en cualquier McDonald´s. Mi hotel malagueño está justo enfrente de uno que los sirve y encima de un bingo que no para de vender cartones las 24 horas del día.

Los McMuffins son puro colesterol, tan perjudiciales como empacharse de vida social y cuentos de la lechera en los festivales de cine.

A partir del lunes se acabaron los McMuffins. Se acabaron las bienvenidas y despedidas en exceso. Se acabaron los cartones de bingo. ¿Se acabó el cine español? Y se acabó ver a esa mujer de otro mundo que me va a costar olvidar bastante más que los jodidos McMuffins.

La mujer más bella que han visto cerca mis ojos sic!

¡Mañana me comeré tres McMuffins!

Imagen de previsualización de YouTube

¡Nutrámonos!

Filed under: Gagstronomía,Reality Bites el Martes, 24 de octubre

El otro día, en mi periplo Madrid-Bilbao (ando por el norte dandole caña al Salon del Comic de Getxo y montando por fin el clip de Kepa Junkera, entre otros quehaceres), me zampé en un bar de carretera una bolsa de Cheetos pirata con sabor a hamburguesa. Sí, sabor a hamburguesa. Tras bromear con mis compañeros de viaje sobre las posibilidades de comerlos en bocadillo, entre pan y pan, con ketchup y mahonesa, mi mente llegó a la conclusión de que este tipo de mierdas que tanto me gustan y destrozan el estómago son el alimento del futuro. Los habrá con sabor a pollo con patatas, a salmón a la plancha, a pulpo a la gallega y a rabo de toro. Siento escalofríos.

Adiós, Beni

Filed under: Gagstronomía,Infrafreaks el Jueves, 5 de octubre

Estoy triste. El Beni ha muerto. Larga vida al Beni. ¿Quién era? El camarero más dicharachero del planeta Tierra y alrededores. El puto amo de la barraca. Echaremos de menos sus tapas, su cachondeo, sus fotos de gente borracha y Paco Porras. Su alegría contagiosa, sus cervezas en el frigorífico de los helados, sus colecciones de objetos absurdos… Sus charlas. Su mundo.

Beni, tu necrológica no ha salido en los telediarios, ni saldrá en los periódicos, pero sí en los blogs, el verdadero eco de la gente de la calle, a la que tratabas de puta madre.

Va una por ti, Beni, Y dos. Y tres… Y…

(Oraciones por el Beni y fotos de tan ilustre personaje pinchando AQUI)

¿Cómo? ¡Te has comido 14 pintxos!

Filed under: Gagstronomía el Miércoles, 27 de septiembre

Aún no he recuperado del fin de semana brutal en el Festival de Donosti, celebrando el estreno de THE BACKWOODS. Hay fotos de la fiesta esperando ser colgadas en cuanto tenga un rato decente, porque currar aún resacoso está siendo muuuuuuy duro Probablemente todavía no he digerido los miles de pintxos exquisitos que me he zampado estos días Menos mal que leo esto

Hoy, el placer de comer y la buena mesa están criminalizados. Lo cual es grave, porque el gusto y el placer constituyen la base del acto de comer. Nuestro cerebro nos programa la búsqueda de la satisfacción, igual que nos programa el sueño y la sexualidad. Para comer, hay que sentir satisfacción, voluptuosidad. Ahora bien, el placer de saborear un alimento se elabora a través de todo un aprendizaje, de una historia personal y colectiva, del descubrimiento de una gastronomía y de unas tradiciones. Comer comporta un arte de vivir, un arte de gozar. Hoy en día, este arte está desacreditado y se está perdiendo la sabiduría de la buena mesa. La criminalización de la alimentación ha reemplazado la de la sexualidad, es la nueva forma de impedirnos disfrutar de la vida.

Lo dice Jean-Marie Bourre, neurotoxicólogo, miembro de la Academia de Medicina francesa, especialista en química y nutrición del cerebro, así que voy y me lo creo ¡Me lo tengo que creer! ¡Uf!

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