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Creadores Low Cost

Filed under: Celuloide,Saraos el Viernes, 6 de julio

Llevan días ciertas cuestiones tintineándome en la cabeza tras pasarme por las jornadas del Cine Low Cost de Barcelona la pasada semana. Su éxito de público, un lujo en los tiempos que corren a la hora de organizar este tipo de saraos, demuestra que cada día hay más estudiantes de cine en la ciudad condal. Proyectos de cineastas que, si atienden a lo que se dijo en la mayoría de las charlas, deben de pensar que a la necesidad de contar historias con imágenes en movimiento va unida a una increíble capacidad para vivir del aire. Faltó alguna voz discordante, algún contrapunto al buen rollo imperante. Ejerzo de gruñón, por tanto, una vez aceptada esta (in)noble faceta en mi existencia. De alguna manera he de sacudir mi sensación de estar en tierra de nadie en esto del audiovisual descargable o no, las modas sólo para internautas y demás zarandajas.

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De entrada, está clarísimo que las redes sociales sobredimensionan. Lo sabemos, pero… ¿lo aceptamos? No termino de creerlo. Al menos a la hora de hablar con propiedad de lo que está ocurriendo en el terreno audiovisual. Se crean fenómenos burbuja con una facilidad pasmosa, sin pararnos a pensar en lo que hay ahí fuera. Otros mundos que están en éste, y no son, precisamente, realidades fatuas. Los paraísos artificiales van por nuestra cuenta. Nos mostramos encantados en un universo que más que expandirse se comprime. Realidades paralelas. ¿Por qué pensamos que todo el mundo tiene internet en su casa? Los que tienen ADSL, ¿navegan todos los días? ¿Tienen una velocidad fantabulosa? Aparte de intentar meterla en Facebook o Badoo, ¿se interesan por algo más? Es más, ¿cuántos tienen la posibilidad de navegar en la propia televisión o ver una emisión en streaming en condiciones óptimas? Mucha menos gente de la que parece. Por tanto, una buena distribución del cine en la red, de manera legal, no es tan sencilla, sin pararnos a pensar en lo que quiere (o puede) pagar el público potencial.

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En Cine Low Cost, una etiqueta discutible, pues la mayoría de los ponentes del evento se dedican a hacer televisión, o piezas cuyo hábitat natural es internet, se defendió, sobre todo, la honestidad en el autor. Hacer el cine que uno quiere hacer. Una idea maravillosa, siempre y cuando quede claro si se quiere vivir de ello o no. Si uno trabaja en algo que le permite ganarse los garbanzos y luego perpetra su cine en los ratos libres, estamos hablando de un arte sin ataduras. Perfecto. Sin embargo, desde fuera, el que esto escribe no pudo evitar escuchar un discurso burgués. El cine es de pijos, de hijos bien, de hijos de, de gente sin problemas económicos Lo sabemos. ¿Lo aceptamos? Vivimos un momento en el cual cualquiera puede grabar imágenes y expulsar sus monstruos, pero poder vivir de ello es harto complicado, máxime si solamente queremos hacer lo que nos pone. Desde el punto de vista artístico no se valora igual al que realiza con solvencia trabajos alimenticios y compagina esta faceta con obra propia. La satisfacción personal está muy bien, pero la mayor dificultad es encontrar el equilibrio entre lo que podemos hacer y aquello que nos gustaría hacer, siempre y cuando no se pueda vivir del cuento. He dicho vivir del cuento, sí.

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En Cine Low Cost no se habló de transmedia. Una palabra que puede acabar tan sobada como multimedia, pero hay que emplearla, porque es la que existe, de momento, para definir claramente lo que vimos en los encuentros. Miguel Noguera personifica bien este concepto. Un autor que ha difundido su trabajo en la red y ha iniciado así su merecida y creciente popularidad, la que le ha permitido, como bien dijo en una de las charlas -la más concurrida- dejar otro trabajo, que no le llenaba, y vivir de lo que le gusta y sabe hacer, ya sean shows en directo, publicar libros, intervenciones en televisión, festivales, etc. Ha sabido, y podido, capitalizar su esfuerzo (que luego se convierta en oficio lo que nos mola y surjan inesperados quebraderos de cabeza es otra historia). Por ahí van los tiros. Capitalizar. Lo hablé con Carlo Padial con una cerveza en la mano tras ver la escenificación de “Go, Ibiza, Go!”. En los bares todos somos más sinceros, los micrófonos nos coartan (en la red, bajo el anonimato, nos pasamos de listos). No sé si es el futuro, pero, atendiendo a lo inmediato, convertir en espectáculo algo que hemos dado a conocer a través de la red con cierto éxito es una fuente de ingresos real -programando la propuesta en una sala, vendiéndola a eventos especializados, etc.-, casi única, en la línea del auge de los monologuistas. El resto, cobrar por descargas y demás, es una entelequia mientras no se demuestre lo contrario. Las cifras cantan. No quiero alargarme con mil ejemplos más, porque si algo han sabido hacer muy bien los responsables de Cine Low Cost, bravo por ellos, es reunir a un buen grupo de nombre esenciales en el actual panorama transmedia. Sí, transmedia. Creadores audiovisuales Low Cost que graban sus historias, las cuelgan en la red, tienen tirón y saltan a las tablas, la caja tonta, la radio o lo que les echen, donde sí hay (algo de) vil metal. Así, con dignidad, no viven del cuento, aunque sea igualmente una opción perfectamente válida, siempre y cuando se luzca con sinceridad.

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Se mencionó “Extraterrestre”, una vez más, como ejemplo cercano de una cinta cuyo estreno más viable parecía su lanzamiento directo en internet. Aquí uno se plantea si determinados cineastas que idolatramos se conocen más como personaje que como autor. El número de posibles espectadores no es igual al número de followers. Reciente tenemos el estreno de “El mundo es nuestro”: 10 millones de plays en la red, pero solamente algo más de 6.000 espectadores en los cines el primer fin de semana de su lanzamiento, con un buen número de copias. Flojo. No es lo mismo para el personal ver algo un rato en internet que pagar por visionarlo, supuestamente a lo grande, en la sala oscura. A ver qué pasa estos días con “Carmina o revienta”, no le falta respaldo mediático, pero el tema del estreno simultáneo en varias ventanas está más que verde. Para empezar, muchos exhibidores quieren quedarse como estaban y el grueso de los productores, los de la vieja escuela, la única que existe con algarabía, también. Parchean un sistema caduco enarbolando ideas alejadas de la realidad y ahogan posibles nuevas vías de subsistencia en una desesperada huida hacia delante, sin rumbo fijo ni intención alguna de parase a pensar en lo que está aconteciendo a su alrededor. ¿Para qué escuchar a la audiencia? Unido a lo antes mentado, que en este país hay menos usuarios que se manejan con soltura en las múltiples pantallas de lo que creemos, o aceptamos, la pelea no ha hecho más que empezar. Además, estamos inmersos en una guerra de formatos. Esa obsesión extendida por hacer largometrajes, ¿por qué? ¿Lo demás no vale para que te tomen en serio? ¿Es más válido ver una película en el cine que en un iPad?

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Siempre ha existido el “do-it-yourself”, no es nada nuevo. La diferencia es que ahora puedes difundir mejor tu trabajo a través de la red. No se habló en Cine Low Cost de maneras de producción alternativas, de autosuficiencia. De maneras de rentabilizar. Quedó claro que no se valora el material humano en los márgenes del bajo o inexistente presupuesto. Hay cosas que son gratis que no lo son. No. Las cámaras no vienen de regalo con los huevos Kinder. Las luces tampoco. Nada. Así es difícil crear un panorama fértil desde el punto de vista económico. Girando el volante, dudo que el crowdfunding, que tampoco se debatió en profundidad en Barnapolis, solucioné problemas vitales aquí expuestos. Como todo lo que se pone de moda, hay exceso. O me arruino o me quedo sin amigos, porque al final estamos subvencionándonos entre nosotros. Hay que aprovechar que somos una minoría fiel, pero hay que seleccionar lo que se apoya mediante este método de un modo racional, por razones obvias. De entrada, desde el punto de vista estético, atendiendo al modo de representación, no son precisamente propuestas rompedoras las que se abren camino con este sistema de financiación tan necesario como evanescente. No veo que se apoyen los proyectos más temerarios, más bien se apuesta, no sin cierta lógica, por las iniciativas de los colegas o los planteamientos más triviales. La búsqueda de mecenas particulares es una importante salida a estudiar, antes de que esta posibilidad se vaya al garete por sobrecarga.

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Queda abierto el debate, porque aquí, más que intentar resolver, se exponen sin tapujos cuestiones, ya conocidas, a las que debemos encontrar pronta respuesta sin irnos por las ramas. Más nos vale si queremos rentabilizar nuestros esfuerzos más allá de la figura del hype cibernético. ¿De qué viven los creadores low cost? ¿De qué quieren vivir? Nos centramos en el cine, pero el asunto es extrapolable a otras disciplinas. Quizás no todos los artistas pueden vivir de su arte. Así ha sido a lo largo de la historia de la humanidad. Y no pasa nada, ¿no?

Amor y mierda

Filed under: Desvaríos,Letrax el Jueves, 5 de julio

Un hombre tranquilo entra a una cafetería.

-Hola, ¿qué le pongo? -Un café y un donut, por favor. -Lo siento, pero no tenemos. -¿Cómo? ¿No hay donuts? -Ni café. -Pero esto es una cafetería, son las 7 de la mañana… ¿Ya no les queda nada? -Solamente despachamos MIERDA. -¿Perdone?

Así comienza mi última HISTORIA DE AMOR (Y APOCALIPSIS) para EL BUTANO POPULAR. Si quieres leer más, idolatrado lector, pincha AQUI.

Más historias de mi cosecha desviada dándole con fruición AQUI. ¿Es o no es un placer sumamente intenso?

¡Por el amor de Dios!

Filed under: Garabatos,Letrax el Lunes, 2 de julio

Uno va a ver la expo de Hopper programada en el Museo Thyssen, la que está de moda en la capital del reino -si no has pasado por allí no te enteras de lo que se cuece-, para aceptar perplejo un comportamiento sospechoso: además de degustar las pinturas por sus incuestionables virtudes, te dedicas a poner subtítulos absurdos a los cuadros. A ver lo que no hay que ver.  A descontextualizar y liarla parda mentalmente. A reírte en un lugar sacramental donde la carcajada de alto voltaje está prohibida. La culpa es de Hematocrítico de arte. ¿A quién se le ocurre leer su libro, publicado por ¡Caramba!, la noche antes de ver la muestra del maestro ? A mi, amigos. Lloré de risa. A partir de ahora, visitar una exposición de clásicos nunca será lo mismo. El concepto del arte ha cambiado en mi cabeza. Si entran a su site sabrán a lo que me refiero… ¡Maldito Hemato!

Y otro que tal baila, el amigo Alberto González, que salta al papel de la mano de la misma editorial para mi goce y disfrute… ¡y el de todos! HUMOR CRISTIANO es perfecto para leer un domingo por la mañana y alimentar el alma sin tener que ir a misa. Tuvimos la suerte de publicar por primera vez a este hombre en el INTERZONA (fue bonito mientras duro, ¡bien poco!) y aquí lo tenemos de nuevo a lo grande, en un tomo grueso y esplendoroso. El humor, si inquieta, es dos veces bueno, al menos para el que esto escribe. Si ya me despollo con los videos marca Querido Antonio,  no me he quedado corto con las viñetas de González. Iconoclastas, políticamente incorrectas, perversas, hipnóticas, cabronas, impresentables, ¡MARAVILLOSAS! ¡Quiero más, por el amor de Dios!

El HEAVY no es VIOLENCIA

Filed under: Bizarrismo TuTubesco el Domingo, 1 de julio

El  HEAVY es CULTURA.

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