Pop Porn
Si hablamos de modos de representación audiovisual frescos, originales, que van encontrado su hueco en los últimos tiempos, afectando al lenguaje habitual del cine, y de nuevos canales de distribución, el género pornográfico ha encontrado en la red su hábitat natural. Las películas X al uso apenas se consumen, han sido sustituidas por un tipo de imágenes más cercanas al demandante. Escenas de sexo explícito donde despunta el POV (point of view), género en sí mismo, relevo del porno gonzo, ideado para implicar al máximo al espectador, como si éste interviniese en la escena, con el uso y abuso de la cámara subjetiva. Actualmente los beneficios del negocio de audiovisual subido de tono vienen más de las webcams. Los ingresos aumentan cuando la actriz que trabaja frente a la cámara, llamando la atención de los usuarios que pagan por conectarse y verla en acción, goza de mayor fama. La popularidad se la sigue otorgando las escenas que rueda para su divulgación previo pago, imágenes calientes que, inevitablemente, son pasto de la descarga ilegal. Como los cantantes y grupos musicales que aplauden la libre divulgación de su música porque se ganan la vida gracias a los conciertos en vivo y en directo, en el mundo del sexo virtual son conscientes del panorama reinante. La interactividad, con periféricos de por medio, es el siguiente paso en la cadena de explotación de uno de los mayores motores de la existencia del hombre. Porno transmedia. Existen webs donde el propio espectador construye su película X eligiendo los encuadres, el punto de vista, el tipo de actividad registrada, etc… Los aficionados también cuelgan su material, grabado por ellos mismos en sus hogares, el llamado porno casero, consecuencia de una demanda a dos bandas, el voyeurismo onanista y el excitante exhibicionismo, reflejo de la idea de espectador partícipe.
El excéntrico James Gunn, un tipo a tener en cuenta que se divierte dando vueltas de tuerca a los códigos de todo género que se le pone por delante, ha decidido aprovecharse de lo antepuesto y hacernos reír de calentón. En su webserie PG Porn (James Gunn, 2008-2009), disponible parte en YouTube –las piezas no censuradas- y en el site del cineasta, se ríe de los lugares comunes de la pornografía, cuyo hábitat natural actual es internet, como ha quedado claro. De amplia difusión en la red, tuvo su repercusión gracias a la temática y el indudable ingenio de su responsable. Los videos son fragmentos, aparentemente extraídos de un filme X, donde no hay sexo explícito en ningún momento, convirtiéndose en divertidos sketches donde tienen cabida desopilantes giros inesperados, números musicales, salpicaduras gore, entrañables momentos de apología del VHS, drops incluidos… En las imágenes, de estética cuidada, atendiendo a los tics del género, pilar fundamental de su gracejo, interactúan actrices reconocidas del mundo del porno, entre ellas las mediáticas Sasha Grey o Belladona, junto a nombres de series televisivas de culto como Buffy cazavampiros, Smallville o Firefly, entre otras.
PG Porn es un ejemplo incendiario de material realizado directamente para su visionado en internet. La parodia funciona muy bien en la red. Si es de calidad, la comedia en general se erige como imparable viral. El propio Gunn, casi siempre con la ayuda de sus hermanos, bajo el sello de su productora The Good Guys, cuenta con otros proyectos en esta onda, entre ellos el piloto de la web sitcom Humanzee. Un delirio que formaba parte, inicialmente, de una serie de encargos de Microsoft a varios cineastas. El punto de partida era mezclar humor y terror en diversas piezas cortas para Xbox Live. La ida de olla de Gunn, cuyos comienzos en la Troma siguen latiendo en su cerebro iconoclasta, puso los pelos de punta a los subordinados de Bill Gates. La empresa censuró el episodio y el director de la estimable Super decidió huir hacia adelante colgando él mismo en la red, sin cortes, su loca propuesta. El microfilme, plagado de referencias cinéfagas, sirve de excusa para jactarse sin remilgos de las películas con mascotas humanizadas.
(texto rescatado del fanzine FUERZA VITAL)