Con el festival de Sitges cada vez más cerca, donde la presencia de muertos vivientes va a ser tremenda, toca rescatar un texto sobre tebeos de zombies que escribí hace unos meses para mi sección semanal comiquera del periódico EL CORREO.
PLAGA ZOMBIE
Aunque los vampiros arrasan en el cine y la literatura de entretenimiento, el icono del cine de terror que más adeptos está reuniendo últimamente en el mundo del cómic es el muerto viviente. La figura del zombie, rey del horror moderno, arrasa entre los seguidores de la historieta. Muchas son las novedades que cuentan con un no-muerto en sus páginas, mientras series como “Los muertos vivientes”, editada por Planeta, continúan funcionando en las librerías. Precisamente este mes -artículo publicado en marzo de 2009- ha salido a la venta la octava entrega de esta escalofriante saga con guión de Robert Kirkman e ilustraciones de Charlie Adlard. Plantea un planeta desolado, donde reina el caos, poblado por cadáveres andantes que acosan a los pocos humanos supervivientes. Es la excusa perfecta para hacer una radiografía en viñetas del ser humano, una especie en extinción.
“Los muertos vivientes”, título crudo y crítico, más que recomendable, explora las relaciones humanas y nuestra posible reacción en el caso de que la realidad que conocemos se fuera al garete, yendo más allá que cualquier filme conocido sobre el tema. La supervivencia y la responsabilidad sustituyen a todo lo superfluo y afloran los más bajos instintos. Kirkman retrata una sociedad en descomposición: el mal que puede acabar con nuestra civilización somos nosotros. Los zombies son una proyección de los vivos. Los viscerales dibujos de Adlard dan cuerpo a una metáfora implacable. Curiosamente, este dibujante no firmó el primer volumen de la serie, lo hizo Terry Moore, que llega ahora a las tiendas ilustrando otro tebeo de difuntos que caminan, también publicado por Planeta. “Xxxombies”, con guión de Rick Remender, se anuncia como el último grito en zombiexplotation. La delirante acción transcurre en el año 1977, durante el rodaje de una película porno. Cine X y terror se dan la mano en una ciudad de Los Angeles invadida por criaturas del más allá.
Hace poco tiempo Norma lanzaba bajo su sello especializado Made in Hell el álbum “Los zombis que se comieron el mundo”, divertido título que mezcla terror y humor negro que muestra un mundo futuro donde los cadáveres andantes conviven con los seres humanos en el año 2064. Los dibujos son de Guy Davis, con un estilo entre el realismo y la caricatura que viene que ni pintado para la desvergonzada historia, escrita por Jerry Frissen. La editorial Panini, por su parte, lleva tiempo dando cancha a las múltiples referencias de la saga Marvel Zombies, o cómo fusionar difuntos antropófagos con superhéroes. Las llamativas portadas de Arthur Suydam unen diferentes propuestas que apuestan por una delirante mixtura entre “La noche de los muertos vivientes” y los personajes creados por Stan Lee y compañía para la Casa de las Ideas. Los superhumanos son infectados por un virus que los convierte en monstruos hambrientos con capa.
Panini también ha publicado “The Zombie: Simon Garth”, grueso tomo que recopila dos miniseries que presentan la nueva versión de un mítico personaje de los años setenta: Simon Garth. Un hombre con una misión más allá de la muerte, el único que ha reaccionado de una forma diferente a la epidemia de turno que convierte a los humanos en no-muertos. Los guiones son de Eric Powell, el de “El Bruto”, una buena garantía. Además, el cómic salta a las videoconsolas. La edición especial de uno de los últimos juegos para la Wii, “Overkill”, un adrenalítico cruce entre “Grindhouse”, la pasada de Tarantino & Rodriguez, y “The House of Dead”, el clásico de pistola de las máquinas recreativas, va acompañada con un tebeo que sirve como preludio a la aventura. Inspirado claramente en la serie B, hay guiños que harán tilín tanto a los seguidores del cine y el ocio electrónico como a los fans fatales de las viñetas. El atracón zombie es evidente.