cunia cine comic y otras hierbas

Teresa Perales Comics

Filed under: Garabatos el Domingo, 29 de mayo

He tenido el honor de coordinar un proyecto en el que hemos puesto mucha ilusión, un tebeo realizado por 22 artistas sobre la atleta paralímpica Teresa Perales, todo un ejemplo de superación y energía positiva. El cómic, Teresa Perales Comics, está disponible gratuitamente en papel y online. La lista de autores es maravillosa, pinchando AQUÍ está disponible

Con una tirada inicial de 80.000 ejemplares, es posible que se triplique en unos días. Hemos afrontado un reto complicado, un biopic inusual, un tebeo colectivo, y nuestra intención ha sido firmar un tebeo que pueda interesar al gran público y, a su vez, sacie la sed de viñetas de los aficionados al medio. Mauro Entrialgo se ha encargado de dar coherencia al conjunto como guionista. A continuación tenéis disponible un vídeo de la presentación del proyecto en Madrid, donde entrevisto a un montón de dibujantes y a la propia Teresa Perales, embajadora de Fundación Telefónica.

Imagen de previsualización de YouTube

Para la descarga del cómic en pdf y ampliar información solamente hay que darle AQUÍ.

La bruja: El cine como ritual

Filed under: Celuloide el Lunes, 16 de mayo

La bruja, ha tardado más de la cuenta en estrenarse en nuestra cartelera y parecía que quizás tamaño privilegio jamás iba a ocurrir, un sambenito aplicado a otro filme vitoreado en festivales cuyo lanzamiento, casualidad, coincide en el tiempo este mismo fin de semana en nuestras salas: High-Rise, otra esperada propuesta de autor difícil de vender que despierta filias y fobias a su paso. Nadie apostaba a que ambos títulos, dos de los proyectos con mayor personalidad de la temporada en el marco del género fantástico, fueran proyectados por estos lares en pantalla grande, salvo en celebraciones puntuales, a pesar de haber cosechado excelentes críticas.

Retomando La bruja, estamos ante una pieza cuyo visionado hay que cuidar al máximo, al tratarse de una manera de entender el cine como ritual. Penetrar en las fauces del sombrío filme de Robert Eggers es vital para dejarse hipnotizar por su planteamiento y verse envuelto por su atmósfera. El público sentado en su butaca es testigo de un espectáculo medido en el que ocurren muchas cosas cuando parece no pasar nada. Lo sobrenatural empapa cada escena de esta cinta que puede adscribirse al gótico americano sin que veamos la amenaza, sin caer en lo obvio y machacar los lugares comunes del terror. El horror no se deja ver, pero está ahí, lo que da mucho más miedo. El diablo nos vigila entre las sombras. El mal se oculta entre los pliegues de nuestra existencia. O quizás todo es un espejismo.

La bruja no es una película de sustos. No va por ahí, aunque el tráiler pueda llevar a engaño. El espectador debe entregarse a la ceremonia en la sala oscura, al aquelarre, y dejarse columpiar por una estética de época pictórica, nada efectista, tan bella como insalubre. El intelecto del público va contaminándose a ritmo pausado con la fascinante descripción del comportamiento de una familia que quizás está tocada por el demonio. O no. Este es el juego macabro, mostrar lo justo para generar inquietud, dejando al horror puro anidar en nuestras mentes. Un cuento de brujas sin escoba, perturbador sin necesidad de ser tremendista ni explícito, que demanda concentración frente a la fragmentación audiovisual y la dispersión que nos embriaga en el nuevo siglo. Ver una película como ésta mientras tuiteamos, o damos al pause de vez en cuando, hace que pierda su sentido. Es no querer al medio.

(fragmentos del amplio artículo para LA BUTACA de El Correo)

Absolutamente pocho todo

Filed under: Celuloide el Lunes, 16 de mayo

“Absolutamente todo” pudo verse en el pasado festival de Sitges, donde pasó sin pena ni gloria, e inauguró la Semana de Cine Fantástico y de Terror de San Sebastián, donde estuvo a punto de ganar el Premio del Público, galardón que finalmente se llevó la desopilante “Turbo Kid”, un sentido y desvergonzado homenaje al cine de serie B de los años 80 que cumplió su misión en el pase colectivo del Teatro Principal, sede esencial del evento donostiarra, enfrentándose a una jauría humana con ganas de mambo audiovisual. Hubiera sido patético que la comedia amable que abrió el certamen, absolutamente tontorrona, se hubiese llevado el preciado trofeo otorgado por la masa. A pesar de estar los Monty Python en los créditos –Terry Jones firma la dirección, el mismo de la estratosférica “La vida de Brian”-, poco tiene que ver con su humor ácido este proyecto sin rumbo fijo con un Simon Pegg domesticado encabezando el reparto. El filme goza de algunos momentos de lucidez, y a la postre entretiene, pero no pasará a la historia del séptimo arte, ni por la puerta de atrás.

Los Monty Python no están presentes físicamente, solamente prestan sus voz a algunos de los personajes generados por ordenador de “Absolutamente todo”, una película de ciencia ficción de andar por casa, con tintes paródicos –demasiado cercana a “Como Dios”, protagonizada por Jim Carrey-, en la cual un grupo de extraterrestres conceden poderes a un ser humano elegido al azar, un profesor de la Tierra al que pone cara el bueno de Pegg, otrora rey de la comedia iconoclasta con títulos como “Zombies Party” o la impagable serie televisiva “Spaced”. Las nuevas habilidades del protagonista, de las que depende el destino del planeta, le permiten hacer cualquier cosa, desde resucitar a un muerto a hacer que un perro hable, y de ahí para arriba, ¡festival del humor! Las situaciones rocambolescas se suceden sin ton ni son en una propuesta que acusa cierta falta de presupuesto en algunos pasajes y busca un público mayoritario que probablemente encuentre en la tarde de cualquier domingo cuando la producción se pase por televisión. Cuesta aceptar que las mismas mentes que perpetraron clásicos del séptimo arte como “Los caballeros de al mesa cuadrada y sus locos seguidores” anden detrás de esta obra del montón.

(texto publicado en el suplemento GPS de EL CORREO, aquí sin cortes)

High-Rise, metáfora de altura

Filed under: Celuloide el Domingo, 15 de mayo

La dificultad que conlleva adaptar la literatura del visionario escritor J.G. Ballard, un relato tan complejo narrativamente como “High-Rise”, aka “Rascacielos”, no ha impedido a Ben Wheatley firmar otra obra de autor de altura. Si ya demostró su valía en la demoledora “Kill List”, la desopilante “Turistas” o la alucinógena “A Field in England”, aquí se rinde a la experimentación de lleno, invitando al espectador a realizar un viaje alucinante al centro de la decadencia humana. Con Cronenberg en el disparadero (por favor, lean ya su novela de reciente edición “Consumidos”), “High-Rise”, que se estrena en nuestra cartelera contra todo pronóstico, cuenta con el carismático Tom “Loki” Hiddleston encabezando un reparto coral que va rindiéndose a sus bajos instintos a medida que avanza la acción. Un rascacielos es la metáfora de nuestra existencia, del sistema que nos acoge, de una civilización incapaz de avanzar sin pisar la cabeza del prójimo. Las clases sociales se cuentan por pisos, del bajo al ático, y su armonía puede explotar en cualquier momento. Una pieza maestra, arriesgada y perturbadora, que se ha paseado por numerosos festivales internacionales despertando filias y fobias a su paso. ¡Como tiene que ser!

(texto publicado en el suplemento GPS de EL CORREO)

Me da igual Civil War

Filed under: Celuloide,Desvaríos el Miércoles, 4 de mayo

Vamos con otro comentario desenfadado de un estreno superheroico en boca de todos. Esperaba con ansia “Capitán América: Civil War”, pero he de decir que me ha dejado sumamente frío. No hay nada peor que una película que te deja indiferente, que se olvida poco después de salir del cine, que no da para mucha discusión, porque técnicamente no tiene desperdicio, todo encaja y nada llama la atención… ni para bien ni para mal. Después del fiasco de “La era de Ultrón” uno esperaba con ingenuidad un buen meneo, pero los Russo no son dados a salirse del camino marcado, de la senda de la corrección casi académica. Todo funciona con una perfección anodina. Es como cuando vas a ver un concierto de un grupo que idolatras y suenan exactamente como en el disco. Exactamente igual, sin estridencias, sin salidas de tono conscientes, sin riesgo, sin nada que realmente te estremezca (algo que ya había sentido con “El soldado de invierno”, tan matemática como insípida). Estamos abocados al cine-funcionario, a películas que no se salen de una fórmula neutral que busca el beneplácito del gran público, porque hoy en día, como ocurre en Internet, importa la cantidad más que nunca. La calidad técnica la presuponemos con tamaños presupuestos, por el camino se pierde el alma. La emoción artificial manda.

Importan más los followers, los suscriptores, los likes, las comparticiones, los “megusteos” y la gente que pasa por taquilla sin más que cualquier otra cosa, algo lógico cuando se trata de un negocio. Pero qué pena, ¿no? “Capitán América: Civil War” echa a andar por el sendero de la lógica desde el primer segundo, tan milimétricamente que el conjunto de imágenes no aportan nada a mi particular historia del cine de superhéroes, domesticándolo por completo. Prefiero, tírenme piedras, la imperfección de “Batman v Superman” antes que la aburrida armonía de este pan sin sal. Me van las idas de olla, las salidas del tiesto, el desparrame y si algo así no ocurre en un producto de estas características, con unos tíos en pijama dando saltos con mala baba… ¿dónde puede ocurrir? Vale, en la serie B, que es esto mismo pero sin pasta. Ni los momentos de humor bobalicón ni el intercambio de hostiones han dejado huella en mi castigado cerebro. He aceptado, mal que me pese, que estoy cansado de este tipo de cine lineal que te lleva por donde quiere porque no quiere que haya otro sitio. Algo gordo tiene que pasar en el género de superhéroes en pantalla grande para que vuelva a recuperar la ilusión por la magia de unos personajes que se mueven atendiendo a las marcas de posicionamiento que lucen con cinta de cámara en el suelo. Hay que mirar donde hay que mirar para salir bien en la foto, nada de dejar volar el instinto. Instagram está haciendo mucho daño, con o sin filtros. Todo es blanco o negro, malo o bueno, aunque nos vendan cierta “oscuridad”. Toda la sustancia que tenía el cómic en este sentido, se perdió por los despachos. Ni por asomo se plantean algo realmente retorcido a pesar del escenario. Hay dos bandos y da igual lo que piense cada cual, cada rol, ¡que se peguen entre ellos! Se sigue llevando la posición del misionero, ¿para qué volvernos locos? Show me the money!!! Lloro en silencio.