Todos los meses publico en las páginas de la revista PRIMERA LINEA una entrevista peculiar en mi sección CHARLAS CANIBALES. He decidido rescatar algunas, pasado un tiempo, sobre todo porque suelo verme obligado a recortar texto por el espacio asignado. Aquí, sin cortes, va un intercambio de palabras con Borja Cobeaga, que acaba de estrenar la recomendable NEGOCIADOR. Hablamos de cine, de la vida, del alcohol y de ser vasco y lo que ello conlleva sexualmente hablando.
Entrevista a BORJA COBEAGA
-Hemos quedado pronto para desayunar en nuestro barrio, Malasaña, somos casi vecinos, y nos ha costado encontrar algo abierto por la mañana temprano. ¿Los modernos no madrugan?
No mientas, algún sitio abierto había, pero has dicho que había mucho ruido para grabar la entrevista (risas). Pero es verdad que está todo bastante vacío a estas horas.
-Esto se parece cada vez más al barrio de Gracia de Barcelona.
Sí, ya es la parodia. Es un poco de chiste. Todas las cafeterías son iguales.
-Con lo aburridos que son los catalanes.
Es verdad que Madrid cada vez se parece más a Barcelona. Una cosa que gustaba a los catalanes, que ansiaban, es que en la capital la gente salía mucho entresemana, pero es algo que se estila cada vez menos, como allí.
-Lo de la secuela “9 apellidos catalanes”, ¿es verdad o es un bulo?
Es mentira, nunca ha sido así. De hecho, estamos empezando a escribir la segunda parte y puede que ocurra como con la primera, que empezó siendo una cosa y acabó siendo otra. Ahora te puedo decir que va de unos extremeños, la semana que viene igual son aragoneses… Está todo en el aire. Al principio iba a ser un señorito andaluz que se hacía pasar por vasco, al tener que dirigir en el norte una sucursal de una empresa de su padre. Había varios equipos de guionistas trabajando en una idea similar, con personajes de regiones de España diferentes.
-Dado el éxito, en la secuela estarán los mismos personajes.
Sí, pero hay una cosa importante y es que cuando escribí con Diego San José el guión de “8 apellidos vascos” nos atrevimos porque somos vascos. Es importante que conozcas de lo que vas a hablar, con lo cual es difícil que arriesguemos en ese sentido.
-Parece más difícil sacar punta a los catalanes.
No lo sé, sobre todo por desconocimiento. La verdad es que el punto de vista vasco tiene que seguir estando ahí. Y, sea donde sea, tiene que ser eso.
-¿Te has encontrado con algún vasco que se haya sentido herido por la película?
Me he encontrado indiferencia. Creo que de las películas que he hecho, o con las que he estado relacionado, es la que menos ha visto mi círculo cercano. Gente del cine, amigos de allí… O bien porque es una comedia comercial o porque la ha producido Tele 5. Que se haya apropiado un canal nacional del humor vasco ha dolido. “No es mi tipo de película” es lo que más he escuchado.
-No te van a llamar para dar el pregón en fiestas de Donosti.
Bueno, allí sí que existe la sensación de que es un éxito bueno para lo vasco, para Donosti y Gipuzkoa.
-He llegado a escuchar que ayudaba a la normalización de Euskadi.
Eso ya es pasarse. Cada uno lo interpreta como le da la gana. Está desde el español puro y duro que piensa que es una hostia a los nacionalismos hasta el nacionalista que piensa que es beneficioso para destacar el hecho diferencial vasco.
-¿Cuando la estabais escribiendo pensabais en un pelotazo así?
Nos encargaron una comedia regional y ya está, aprovechando nuestros puntos fuertes. De hecho, es muy blanda. Comparado con lo que hacíamos en “Vaya semanita”, sobre todo. Lo que ha aportado Emilio Martínez Lázaro como director…
-¿Ha aportado algo?
Ha hecho una comedia amable.
-Tú no hubieras hecho una comedia amable.
No tan amable quizás. Pero veo que es un factor de éxito. Es una virtud que la peli guste a señoras murcianas de 80 años y a chavales gallegos de 15. Eso es lo más sorprendente. (continuar leyendo esta entrada )