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Magna exposición de Paco Roca

Filed under: Garabatos,Saraos el Lunes, 3 de septiembre

Comparto amistad con algunos de los dibujantes de cómic que admiro. Un lujazo. Paco Roca es uno de ellos. Este jueves 6 de septiembre inaugura una exposición sobre su obra en el MUVIM de Valencia que no hay que perderse. He participado en el catálogo de la muestra con un texto sobre El faro que aquí reproduzco.

HACIA LA LUZ

Tengo la suerte, inmensa, de conocer a Paco Roca como persona y artista, la situación ideal para poder valorar su obra por completo, entenderla mejor y disfrutarla con complicidad. Antes de su salto al estrellato definitivo, gracias al Premio Nacional, le entrevisté con motivo del lanzamiento de “Arrugas” en nuestro mercado. Le confesé entonces, como carta de presentación –a veces, casi siempre, no me puedo callar-, que no había podido evitar acercarme a la lectura de su galardonado retoño con cierta desconfianza y bastantes prejuicios. Mis abuelos sufrieron esa terrible enfermedad devoradora de recuerdos que vertebra el cómic, murieron por su culpa, por su grandísima culpa, sin saber quiénes eran. Un tema espinoso. Inevitable, por tanto, el distanciamiento por mi parte. El malestar. Pero el tacto de Paco, su manera de manejar la información y plasmarla en viñetas, de expresarse, me cautivó. Me emocionó su mirada respetuosa, el sentido de humor sutil que enarbolaba y esa explotación a conciencia de las posibilidades del lenguaje del cómic. Así me ganó, como persona y artista.

Después, por coincidencias de la vida –basta que conozcas a alguien para que no paren de irrumpir sincronías-, nos topamos en mil y una mesas redondas donde asumía, encantado, el papel de maestro de ceremonias. Contar con Paco en una presentación, tenerlo sentado al lado, es sinónimo de éxito. Puedo asegurarlo. Está todo hecho. La labor de moderador se convierte en un pasatiempo exquisito. Si se junta con gente como Gallardo, otro que tal baila, el placer es máximo. En dos palabras: pura diversión. Con esos encuentros, cruce de caminos, llegaron de regalo comidas, charlas, conciertos… El pacto entre caballeros estaba hecho. El señor Roca es de los que, si llamas para algo, sea divertido o no, sea un sarao, una liada, una locura o una estupidez, coge el teléfono. Se apunta a un bombardeo. Responde como persona como lo hace como artista. Un tipo con sensibilidad para todo.

Creció leyendo los tebeos de Ibáñez, Uderzo y Hergé -lo ha comentado en más de una entrevista-, algo que, afortunadamente, se nota en su forma de narrar, de planificar la página, de pulir la línea y expresar con el trazo, sin efectismos que no van a ningún sitio. “El faro” (Astiberri, 2009), la obra que nos ocupa –toca centrarse tras piropear inevitablemente al hombre en pijama que dibuja para respirar-, fue el peldaño necesario para que “Arrugas”, la obra más reconocida de Paco hasta el momento, se gestase con acierto en la cabeza de un creador inquieto que ha sabido construir su trayectoria piedra a piedra. Un impulso previo al gran salto en su imparable carrera. Su intención de afrontar una historia de ritmo lento, con pocos personajes, esencialmente dos, es evidente. El diálogo, la interactuación, goza de una importancia mayúscula en una propuesta que apuesta claramente por conmocionar al lector defendiendo el poder de la imaginación y la libertad. Los protagonistas buscan un sueño en un escenario peculiar, con la Guerra Civil española como telón de fondo. El sentido de la aventura atrapado con los mínimos elementos.Imagen de previsualización de YouTube

“El faro”, Premio al mejor Guión de Historieta Realista de 2004 del Diario de Avisos, presenta a un joven soldado republicano que, huyendo desesperado del enemigo a través del bosque, va a parar a un faro aparentemente abandonado en la costa de Cataluña. Allí se encuentra con un tipo orondo y bonachón, el farero, un Quijote marino obsesionado con escapar a través de las aguas a una isla maravillosa donde reina la paz. “Es una tierra casi virgen”, cuenta el entrañable personaje, borrachín y deslenguado, ante todo soñador. “Sus gentes viven en paz los unos con lo otros. Allí, la justicia, más que castigar a quien la incumple, premia al que actúa bien”. Un lugar idílico que también cautiva al precoz recluta tras escuchar con entusiasmo a su nuevo compañero de fatigas. De hecho, cuando escapa de los falangistas ve la luz, la posible libertad, personificada en el faro. Ahí está la bendita clave de todo.

Roca firma un cuento en delicioso bitono –recomendable la última edición, corregida y aumentada, con extras de recibo- que homenajea a clásicos de toda la vida. Iconos de la literatura de aventuras con el mar de fondo, como símbolo de libertad. Simbad, el Capitán Nemo, Ulises, “Los viajes de Gulliver”, “La isla del tesoro” Todo eso y más, como bien confirman las últimas viñetas de “El faro”, cuyo texto final está basado en un relato del maestro Borges inspirado a su vez en “Las mil y una noches”. El punto de partida del cómic se lo contó el abuelo de una amiga según cuenta el dibujante valenciano. “En una libreta apunto ideas: noticias que me han sorprendido, algún documental, algo que he leído o me han contado y que pueden ser la chispa de inicio para contar algo que me interesa”, me contaba Paco en aquella entrevista que inició nuestra amistad. “Normalmente las ideas no pasan de la libreta. A veces sí. Realizo un borrador a un tamaño pequeño inspirándome en las anécdotas, documentándome. En esta parte confío en que la historia esté bien estructurada en el guión escrito y sólo me preocupo de contar las palabras en imágenes. Una vez tengo esta parte, paso al dibujo definitivo. Aquí confío en que la historia está bien contada y tan sólo me preocupo de dibujarlo lo mejor que puedo. Luego llega la fase del color en la que intento contar las sensaciones de cada escena. Una vez terminado y entregado, después de un año entero de leer sobre un tema, de agobios y estrés por entregar a tiempo, de temores por no ser capaz de expresar lo que quieres y de ver tus limitaciones con el dibujo, después de todo esto, decides que no vuelves a hacer ni un tebeo más. Pero al poco tiempo otra de las ideas que has apuntado en la libreta cobra vida y te obliga a que la hagas”. Por fortuna para nosotros, porque Paco Roca es el faro que ilumina la isla de la imaginación. Nuestra isla. La isla de la libertad.

2 Comments

Comment by Un tipo con boina

La exposición es acojonante, Borja, tienes que pasarte por aquí antes de que se acabe.

septiembre 11, 2012 @ 1:07 pm

Pingback by Infraser.com Andanzas de un hombre en pijama

[] Aquí la divertida charla que tuve con Paco Roca y Gregorio Belinchón en Fundación Telefónica a propósito de al exposición del Premio Nacional de Cómic. []

febrero 23, 2015 @ 6:42 pm

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