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Comics indispensables del 2011

Filed under: Garabatos el Martes, 10 de enero

No es fácil entrar a trapo en las páginas de “Plaza elíptica” (Edicions de Ponent), la obra ganadora del Premio Nacional de Cómic de este año, por ello merece la pena recomendarla con mayúsculas en una lista anual de títulos indispensables de 2011, donde son todos los que están, pero no pueden estar todos los que son por razones obvias. Santiago Valenzuela (San Sebastián, 1972), crecido en Madrid, no se esperaba recibir el bendito galardón, pero su trayectoria laboriosa lo merece, a tenor del júbilo que ha suscitado entre crítica y público. Las Aventuras del Capitán Torrezno ya llevan siete volúmenes. El último, el laureado, ha tardado cerca de cuatro años en ver la luz.

¿Quién es el tal Torrezno? El propio autor lo describe: “Un tipo que pasaba por ahí, esa es su condición existencial. No tiene caracteres trágicos, no es un héroe ni por asomo, lo cual quizá lo hace tolerable, pero tampoco tiene nada de antihéroe en un sentido romántico. Y tampoco es un prototipo de mediocridad, para eso ya tenemos a todos los rostros populares de la tele y a todas las celebridades de cualquier orden. Tiene cierto sentido común y simpatía natural. Es alguien con quien se puede compartir un vagón de tren, por ejemplo, algo tan simple y que, sin embargo, parece cada vez más difícil, dado el nivel de locura colectiva”. Un personaje emblemático que sirve de excusa a su creador para ofrecer contrastes entre su mundo castizo, de tascas y televisores en lo alto ofreciendo un partido de liga eterno, con el entorno extraño en el que ha caído, con sus cismas religiosos y sus intrigas palaciegas. Una realidad alternativa, “donde lo sublime alterna con lo pedestre y lo épico siempre acaba siendo cómico. Pero esto es el abc de toda la literatura moderna, sin ir más lejos”. Un cómic de evasión que no se evade en absoluto.

-“FLUJO” (Dave Cooper, Ediciones La Cúpula) Se hizo de rogar su edición en castellano. Llegó sin el prólogo del cineasta David Cronenberg, que luce en su impresión original, pero el tomo disponible en nuestro mercado vale la pena igualmente. Dave Cooper, uno de los grandes nombres del actual cómic independiente americano, con obras de culto como “Escombros” y “Succión”, narra en expresivas viñetas la historia de un joven pintor y la relación enfermiza que desarrolla con  una nueva modelo, una chica de grandes proporciones de la que se acaba enamorando irracionalmente. Obsesiones plasmadas en sudorosas y cárnicas viñetas de sexo descompuesto, pergeñadas por un artista compulsivo, cuya pasión por el detalle le perturba de tal modo que se encarga de todo en sus trabajos: diseño final, rotulación…

-“EL HEROE” (David Rubín, Astiberri) Probablemente el cómic más arriesgado de este aplaudido autor gallego, un canto a aquellos héroes de papel que le cautivaron durante su infancia y adolescencia. “El héroe” consta de dos tomos mastodónticos, el primero ya está en la calle, cuyas páginas desgranan una lectura muy personal del mito de Heracles. Rubín (“El Circo del Desaliento”, “La tetería del Oso Malayo”) reinterpreta el material de partida con desparpajo e ingenio, llevándolo a las aguas de la actual cultura popular, donde navega a su antojo, elaborando una historia épica y superheroica que mezcla géneros con fluidez, ofreciendo al lector secuencias de acción, drama y aventura perfectamente orquestadas, con una sorprendente estructura narrativa, libre y calidoscópica.

-“EL PEQUEÑO CHRISTIAN” (Blutch, Norma Editorial) Uno se lo pasa en grande leyendo este delicioso cómic, en blanco y negro y bitono, creado por Blutch, firma indispensable del tebeo europeo. Las viñetas remiten a la infancia. El autor fantasea con un montón de anécdotas y vivencias con las cuales es fácil la identificación, invitando a retrotraernos a una época vital. Los recuerdos como fuente de inspiración, un recurso manido que aquí se libera de tópicos gracias a las virtudes del lenguaje del cómic. De trazo expresivo y suelto, juega con la memoria del lector a su antojo, retratando un periodo esencial en nuestras vidas. Nunca hay que dejar de ser niño en algunos aspectos de nuestra existencia, nunca dejamos de serlo del todo, por ello hay que recordarlo de vez en cuando. Altamente recomendable.

(Del suplemento TERRITORIOS de la Cultura de EL CORREO, textos completos)

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