Se está liando la marimorena con A Serbian Film, una cinta que parece que hay que ver ya por obligación, sobre todo para poder hablar de ella con conocimiento de causa. Lo más gracioso de todo el circo que se ha montado es que el mensaje del truculento filme es de lo más moralista. Sus detractores se rasgan las vestiduras sin haber echado un vistazo a una propuesta que remarca precisamente lo que ellos defienden.
El que esto escribe ha dicho lo que tenía que decir, y más, en su último BUTANO POPULAR AQUI está enterito, y a continuación van unos extractos
Estamos rodeados de ultracuerpos. De chivatos, de chotas, como en una caza de brujas. Señalan con el dedo lo que ellos entienden que es el mal. El mal sin mayúsculas. Mentes bien pensantes de lado oscuro latente, cuya retorcida imaginación, alimentada por las leyes cristianas, se dispara cruzando los límites de la lógica….
Los guardianes de la moral, que no distinguen entre realidad y ficción, son el cáncer de la creatividad, no me canso de decirlo, incluso me repito en exceso. La corrección política imperante coarta la creación. El personal se acojona, hasta por adelantado. La autocensura ya es lo máximo. Algunos comen mierda sobrexcitados a puerta cerrada, y que ellos lo pasen bien, que a mí me da lo mismo, pero que no repartan justicia indocumentada, que no adelanten acontecimientos, que no demonicen sin más, que no vean el Apocalipsis donde no está, que es en ellos mismos.
No les gusta ver el lado oscuro del ser humano. Trasgredir es pecado. Pero esto no es Disneylandia. Si lo fuera, los sótanos del castillo de Blancanieves estarían repletos de cadáveres. Si escondemos los monstruos, hay que alimentarlos. ¡Cuánto esqueleto en el armario!.
De paso rescato mi anterior HISTORIA DE AMOR (Y APOCALIPSIS), disponible en todo su esplendor pinchando AQUI ¡Alcemos nuestras armas contra el tedio, compañeros!
Reflexiono sobre lo fácil que es picar al personal y llamar la atención en Internet, con la política y la religión —los tabús de toda la vida— en pole position. Pienso en lo que se magnifica el poder de Twitter, que como viene se va. Me imagino a una tropilla de agitados becarios sudando la gota gorda en la redacción de alguna revista en crisis o algún periódico en vías de extinción, espiando en Internet como si no hubiera mañana, rastreando Twitters de famosetes a ver si pueden sacar agua de una piedra, desesperados mientra sueñan con ser la nueva Sara Carbonero (no sólo ellas, ellos también). Los medios de comunicación de toda la vida no saben qué hacer ya para llamar la atención. No han perdido el norte porque nunca lo han tenido. Están despistados, perdidos, y más sus lectores.
Cualquier cosa que hagas pasándote de ácido puede molestar a algún fulano que se pone furioso, muy furioso. Hay colectivos de toda índole, insospechados, que saltan a la mínima. Menudo coñazo, oigan. Es alarmante lo difícil que parece, cada vez más, reírse de las cosas. Lo serio que está el percal. Algunos están empeñados en que vayamos por el mundo con cara de palo, aburridos hasta las trancas, poco naturales. El tedio se apodera de nuestra existencia, y nos importa más bien poco.