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Misterios de la carne

Filed under: Celuloide,Garabatos el Martes, 21 de junio

Dave Cooper se encuentra entre mis dibujantes favoritos. Ya he hablado por estos pagos de su obra más de una vez, por ejemplo AQUI. Ahora ha visto la luz en nuestro mercado el imprescindible FLUJO, un álbum que se ha hecho de rogar en castellano, y llega sin el prólogo del gran David Cronenberg, pero la edición vale la pena igualmente

Con motivo del libro sobre el cineasta canadiense que se editó hace unos años para la Semana de Cine Fantástico y de Terror de San Sebastián, ESTE concretamente, hablé de las conexiones comiqueras de Cronenberg con algunos dibujantes, entre ellos, por supuesto, Dave Cooper Mi imprescindible colega Iván Barrero rescató parte del texto para su blog, disponible pinchando AQUI (Charles Burns y su planeta enfermo). A continuación va el resto, donde van las líneas dedicadas al historietista que nos ocupa y gente como M.A. Martín, Blanquet, Paco Alcázar

“CARNE DE PAPEL. Conexiones de Cronenberg y el cómic underground” Parte II

Al margen del trabajo contundente de Charles Burns, otros autores de cómic se codean con los postulados de David Cronenberg, entre ellos su paisano Dave Cooper, responsable de Rippled, cuya introducción firma precisamente el cineasta canadiense. El tebeo narra la historia de un joven pintor y la relación enfermiza que desarrolla con  una nueva modelo, de grandes proporciones. Obsesiones plasmadas en sudorosas y cárnicas viñetas pergeñadas por un artista compulsivo, cuya obsesión por el detalle le perturba de tal modo que se encarga de todo en sus trabajos (diseño final, rotulación…). Succión (Suckle: the status of Basil) está entre su trabajos más alabados (nominado a los premios Harvey en 1997, galardón que Cooper se llevó definitivamente dos años más tarde con Weasel). Su alucinógena lectura sumerge al individuo en un periplo paranoico donde los recovecos de la mente humana quedan al descubierto. De expresivo trazo, burbujeante y caricaturesco, las ilustraciones están pobladas por seres mutantes dominados por la omnipresencia del sexo en una sociedad futura o alienígena, quizás una realidad paralela. Personajes imposibles metamorfosean ante nuestros ojos en un viaje alucinante donde se fusiona lo artificial con lo orgánico.

Cooper, como Burns, aunque arrebatadoramente lúdico (se nota que disfruta sobremanera con la pura mutación del garabato, con la metamorfosis loca del trazo), nos muestra igualmente, a través del virus que destilan sus dibujos, aquello que late bajo nuestra existencia. La activa mente de este prolífico artista amante de lo extraño ha engendrado ilustraciones para otros campos además del cómic. La publicidad y la animación son también su punto fuerte, disciplinas en las que es considerado un diseñador y productor de amplia reputación(2). Nacido en Nova Scotia (Canadá) en 1967, la obra más cronenbergiana marca Cooper es, sin duda, la serie Escombros (Crumple: the status of Knuckle), editada por Ediciones La Cúpula en castellano. Publicada por primera vez entre 1996 y 1997 en la revista “Zero Zero” de Fantagraphics, paradigma de la independencia en EE.UU., su edición en nuestras fronteras fue posible gracias a la buena acogida de la lisérgica historia Muérdete la lengua, serializada en las páginas de la extinta revista “El Víbora” (nº 233 a nº 247), adalid del cómic alternativo en nuestras fronteras. Bajo el nihilista título de Escombros se esconde una ácida propuesta cuya viñeta inicial, brillante y brutal, resume el negro planteamiento de un oscuro relato que no hace ascos al humor vitriólico. En esta primera imagen el protagonista del entuerto, el bueno de Knuckle, un tipejo cabecicubo hundido en la más absoluta monotonía, cuyo único objetivo en el día a día es entregarse a la cópula, pone todo su empeño en encajar adecuadamente los brazos de una muñeca. Las mujeres son la sal de su vida, o la cal y la arena, con lo cual, trabajar en una cadena de montaje que fábrica mancebas de plástico sintetiza metafóricamente la tortura mental que sufre en silencio. Acariciar continuamente esos miembros a escala, esas tetas y esas cabecitas sonrientes, pueden traumatizar a cualquiera. Si además nuestro entorno tiene demasiados puntos en común con la factoría de Metropolis, el film de Fritz Lang, todo queda dicho. Una fábula futurista, sutilmente envenenada, con reminiscencias del filme Brazil, de Terry Gilliam, y, por supuesto, la imaginería envolvente de Cronenberg.

Miguel Angel Martín (León, 1960), una de las firmas más polémicas del mundo del cómic, cuenta con una amplia trayectoria (premiada con galardones de peso como el Yellow Kid al mejor dibujante europeo), identificable, en momentos puntuales, con la Nueva Carne, el cyberpunk y, por ende, el grueso de las preocupaciones del director de La mosca. Amante de la música electrónica y de las nuevas tecnologías, Martín alterna las viñetas (Psychopathia Sexualis, The Space Between, Keibol Black, Psychotronic Records, Anal Core…) con ilustraciones para publicaciones diversas (Rock de Lux, Primera Línea, Tentaciones, Rolling Stone, etc.). Snuff 2000, álbum editado por La Factoría de Ideas, recopila historietas repletas de violencia y sexo explícito. En una de ellas, “Car Crash Mix”, dos hombres ocultos tras máscaras antigás, los protagonistas de la serie, graban con una cámara doméstica a una pareja víctima de un accidente de tráfico que espera auxilio en la carretera, entre hierros retorcidos, sangre y cristales. Los enmascarados les violan y cometen todo tipo de vejaciones que inmortalizan en una cinta que pretenden comercializar. La perversión de Crash llevada al máximo.

Martín, más transgresor que Cronenberg, influenciado igualmente por creadores como Burroughs o Ballard, reconoce abiertamente su interés por el cine perpetrado por el realizador canadiense, aunque no se identifica plenamente. “Es obvio que ha sido una de mis influencias y hemos tocado temas muy similares, aunque desde otro punto de vista”, afirma el dibujante y guionista leonés. “No creo en artes sino en artistas, y él sin duda lo es, y eso es algo que de muy pocos se puede decir en el mundo del cine, medio, por otra parte, en el que menos artistas hay con diferencia”. En la serie Brian the Brain, protagonizada por un niño superdotado con la cabeza con forma de cerebro que se desenvuelve en un mundo inquietante y enfermizo, Martín homenajea directamente a Scanners, uno de sus títulos favoritos de la filmografía de Cronenberg, junto a Vinieron de dentro de…, Videodrome, eXistenZ e Inseparables. El pequeño Brian goza de poderes mentales que no es capaz de controlar siempre. Jugando con los compañeros de clase se introduce en el cerebro de un compañero y lo hace estallar, como en la mítica escena de la cult movie encabezada por Michael Ironside.

Rubber Flesh narra las tribulaciones de Monika Ledesma, una chica aparentemente normal cuya carne se convierte en goma tras un accidente de coche. Para que sobreviva a la tragedia alguien misterioso le inyecta biosilicona, un extraño componente que le permite regenerar sus miembros amputados entre otras lindezas. Esta original serie, repleta de referencias a la cultura cyberpunk, se empapa de los avances tecnológicos de nuestra civilización, sin que el lector pueda situarse en el tiempo y el espacio. Futuro, presente, utopía o sociedad inventada, lo cierto es que las páginas de esta propuesta, publicada inicialmente por capítulos en “El Víbora”, tiene más de un punto en común con las películas de Cronenberg. “Sí, pero curiosamente, y a diferencia de lo que muchos piensan, la imagen de la pistola con un cybercable que se inserta en el cuerpo para conectar un microcomputador en el cerebro, no está inspirada en Videodrome, sino en el experimento de conectar neuronas de ratón con chips de silicio.  Creo no obstante que Rubber Flesh es mucho más pop, menos opresiva  y con más humor que el cine de Cronenberg”. Aunque con resultados bien diferenciados, en medios distintos, ambos autores están interesados en hurgar en nuestra conciencia. Parten de nuestros bajos instintos para rendirse a la creación perversa.

El visceral dibujante francés Stéphane Blanquet (Conflans, 1973) también se preocupa por el monstruo que llevamos dentro. Sus viñetas están plagadas de seres deformados por sus obsesiones y anhelos. Al leer obras como Badadaboum (Colección El Pregonero), Mi yo malo o Mi armario (Ediciones Tabasco Carrasco), compendios de viñetas habitadas por criaturas grotescas, pero humanas, que supuran sus fantasmas, nos sentimos dentro de una película de David Lynch, como si Cronenberg nos hubiese secuestrado mentalmente. “Hay en ambos cineastas un clima general que no me deja indiferente, porque ellos meten al espectador en un mundo, su mundo”, explica el autor galo, que creció alimentándose con los cromos de “La Pandilla Basura”. “En general me atraen las historias fuertes. Esas que terminan bien o mal, sin medias tintas. Tengo necesidad de singularidad. Durante un tiempo estuve fascinado por actos irracionales, como ese tipo que se corta el miembro por una mujer, o la tierna abuela que se dedica a matar perros  Me encantan las historias donde el clímax es más fuerte que el planteamiento. Mi ideal es una historia de lo más banal, que en principio sea ligera, tierna, casi boba… hasta llegar a las últimas páginas, donde aparece un clímax de asco que atrapa al lector y va directo al estómago”.

Las historietas de Blanquet son un planeta de criaturas monstruosas demasiado parecidas en esencia al ser humano. El arte de la mutación de la carne. Se respira sexo enfermizo en cada ilustración. Huelen a violencia. Dibujos pringosos, escatológicos, embadurnados con humor negro negrísimo, como los inicios de obra de Paco Alcázar (Cádiz, 1970), mutable en sí misma, que comenzó como una oda al despedazamiento en pos del chiste siniestro hasta llegar a nuestros días. Ahora el autor, ácido y contundente, fan de la cultura basura y el absurdo, ha refinado considerablemente su grafismo, sofisticándolo sin dejar de dar rienda suelta a un universo personal e intransferible donde conviven personajes dementes, ineptos y desesperados. La evolución de Alcázar en su estilo, que destila fina ironía, se asemeja a la carrera de Cronenberg: si el cineasta empezó con cintas de serie B viscosas (Rabia, Cromosoma 3…), el ilustrador se ventilaba páginas y páginas con bustos parlantes entregados al gore (The Lovesucks Experience, Escarba, escarba, Moho…), para posteriormente ir puliendo las formas, cada uno en su disciplina, sin abandonar sus filias. A años luz el uno del otro, simplemente por repercusión mediática y edad, siendo conscientes de que hablamos de medios muy distintos, queda claro que ambos artistas reflejan en sus trabajos un tono inquietante excepcional.

El parentesco de Alcázar con Cronenberg viene sobre todo de la influencia confesa de Charles Burns en sus viñetas. De hecho, le parecen “muy interesantes algunas de sus películas, sobre todo Videodrome, Vinieron de dentro de e Inseparables. Pero mis directores favoritos son Buñuel, Berlanga, Scorsese, Jarmusch, los hemanos Coen, y de los últimos tiempos me quedo con Spike Jonze”. Cuando dibujaba Todo está perdido (Ediciones D2ble D2sis), su pieza más cronenbergiana (el horror se esconde en la vida cotidiana, personajes que sufren cambios físicos, obsesos sexuales, una vagina parlante, humor desconcertante…), tenía a Burns y Roland Topor en su cabeza: “Nunca había jugado con elementos claramente surrealistas y en Todo está perdido me dediqué a bombardear a los personajes más clásicos del mundo con toda clase de pesadillas surrealistas”, explica. “Estuve dibujando estas tiras durante unos cuatro años al tiempo que hacía otras cosas. La historia fue creciendo y enmarañándose poco a poco y al final se convirtió en un tebeo lleno de lecturas subterráneas personales, trocitos de mí y de gente cercana a mí y , como en todos mis tebeos, mucho humor. Cuando lo terminé, no sabía si alguien iba a entender algo, o directamente si le iba gustar a alguien”.

“El género de terror me ha gustado siempre”, continúa. “Es una pena que conforme te vas haciendo mayor pierdas esa capacidad para pasar verdadero miedo al ver una película o leer un tebeo. Tal vez por eso me atraiga el surrealismo de gente como Topor o Buñuel. Su obra era una mezcla de sentido del humor y violencia expuesta de una manera realmente inquietante”. Porque te gusta (Subterfuge Comix), y las recientes series Mecanismo Blanco (El Víbora) y Silvio José (El Jueves) son una buena muestra del sugestivo tebeo independiente realizado en España en los últimos tiempos, superior creativamente al panorama cinematográfico. Alcázar también se emplea a fondo en el ámbito de la música junto a otro dibujante, Miguel B. Nuñez. Ambos forman el dúo Humbert Humbert, la banda sonora ideal para acompañar la lectura de Agujero negro antes de ver por enésima vez Videodrome.

NOTAS

1.- Convertido en uno de los máximos exponentes del tebeo de culto americano, bien tratado por la crítica, Charles Burns también realiza ilustraciones para revistas de prestigio como Playboy o Rolling Stone. Ha aparecido ten el Time o en The New Yorker y ha dejado huella con su arte en los envases del refresco OK Soda. Compagina estas labores con la realización de portadas de discos, entre ellas la del álbum Brick by Brick de Iggy Pop.

2.- Matt Groening, creador de Los Simpsons, llamó a Dave Cooper para encargarle el look de la serie televisiva Futurama, un encargo que le dio un buen empujón en la industria audiovisual al otro lado del gran charco. También ha realizado cortos animados, como Bird Bug Goat para el canal especializado Cartoon Network Pinta cuadros que han sido expuestos en galerías de prestigio en EE.UU.

4 comentarios

Comentario by Angel

Gran post, muy muy interesante. Y sobre Flujo decir que he FLIPADO literalmente. Simplemente BRUTAL.

junio 21, 2011 @ 3:53 pm

Comentario by JONFLAMINGOS

¡¡¡Infra, muchas gracias muy molón el post!!!!! No he podido evitar comprarme FLUJO Me lo compré ayer. A ver qué tal está, pero ya, echando una ojeada por encima ha conseguido transmitirme esa putrefacta y malcarmera sensación que tanto me gusta!!! Esta noche he soñado con una teen de grandes proporciones jeijeijei!!!!

junio 23, 2011 @ 9:37 am

Comentario by JONFLAMINGOS

Pufffffffffffffffffffff FLUJO SÍ QUE RULEEEEEEEEEEES!!!!!!!!!!

junio 24, 2011 @ 3:42 pm

Comentario by VIRTULINDA

Me encanta este post. Gracias Borja. Lo he disfrutado mucho porque a mi también me encanta Dave Cooper. Sí, carne. Creo que nos pierde a todos.

julio 27, 2011 @ 11:34 am

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