Spanish Psycho
A estas alturas describir en imágenes el vivir cada día de un asesino en serie, tras propuestas contundentes como Henry, retrato de un asesino, Ocurrió cerca de tu casa y tantas otras producciones de culto con similar punto de partida, se antoja un suicidio creativo. Poco sentido tiene, ya desde su planteamiento, H6. Diario de un asesino, una película fruto de una mente indocumentada que, como mucho, se ha leído por encima algún capítulo de American Psycho. Más cercano a un trabajo de prácticas de escuela venido a más que a cualquier película de terror de pipas made in Spain de los años 70, malas pero entrañables, la opera prima de Martín Garrido Barón es rancia hasta decir basta, a pesar de que el responsable del show es un veinteañero, tomado por genio por familiares y amigos (de cuya edad y condición se aprovechan malamente a la hora de promocionar el filme). Cineastas que empiezan en pañales, con la suerte y el talento artesanal de Amenábar, hay pocos, y el caso que nos ocupa no es uno de ellos. Precisamente de lo que puede presumir el responsable de Tesis, de una poderosa memoria visual, es el principal problema de una película inane plagada de lugares comunes incapaz de sostenerse narrativamente hablando.
H6. Diario de un asesino está más vista que el tebeo y produce la risa en el espectador, antes que el escalofrío. Su director se toma en serio un guión tremebundo escrito por su propio padre, que ha hecho flaco favor a su pobre vástago. El supuesto viaje por la mente de un psicópata, encarnado por un entregado Fernando Acaso, toca superficialmente el lado oscuro del ser humano, principal razón de ser de este tipo de productos. Un individuo hace fotos de sus víctimas y escribe un diario. Un argumento escasamente original que puede resultar sugestivo dependiendo de su tratamiento, pero la palabra experimentar no está en el diccionario de Martín Garrido. Deleita al espectador con escenas sanguinolentas previsibles y algún momento inconscientemente bizarro. No hay por donde cogerla, quedan avisados. Si la cinta no llegara a estrenarse en las salas podíamos estar ante una rareza exótica del cine español, perseguida por los aficionados completistas. Incomprensiblemente, estos días ocupa un bonito espacio en la cartelera, mientras otros títulos, seguramente bastante más interesantes, aguardan su estreno en un cajón. Una fecha señalada que quizás nunca llegue.