Let´s go to Xixon!
Existe un lugar curioso en el espacio-tiempo, entrada la época estival, donde es posible asistir a un recital de poesía en olor de multitudes con un bocadillo de panceta en la mano. Me refiero a la Semana Negra de Gijón, un evento participativo ideado para hacer entender que la literatura y la alta cultura no es sinónimo de aburrimiento. Gracias a su nutrida programación, donde es posible asistir a un concierto nocturno tras ver alguna exposición, o disfrutar con la tertulia de presentación de una determinada novela mientras se degusta una buena cerveza al aire libre, este inusual festival consigue aunar evasión y reflexión con un resultado más que aparente. Parte de la culpa la tiene su peculiar emplazamiento, una gran carpa principal con una barra de bar rodeada de cientos de casetas con música, improvisados restaurantes, tiendas de baratillo y, por supuesto, la tradicional feria del libro con sus jugosos stands a tiro de playa. Las puertas del recinto se abren de par en par este mismo viernes, esperando recibir a miles y miles de visitantes, entre ellos el que esto escribe. Tengo una mesa redonda sobre blogs el domingo a las 21 h.
La Semana Negra nació en torno a la literatura, pero defiende un esquema de fiesta multicultural. “La idea era hacer un gran festival con la novela negra como eje, pero que fuera más allá de los tradicionales festivales literarios”, explica el escritor Paco Ignacio Taibo II, director del magno acontecimiento. “Partimos de explorar la idea de ¿cómo podría ser una fiesta culta? ¿Cómo llevar a la calle la literatura y ponerla a competir abiertamente con otros elementos? Actuaciones callejeras, terrazas de bares, música, magia, mimos, circo”. De esta manera se multiplican notablemente las actividades incluidas en una programación abierta que dota al evento asturiano de una personalidad única en la península. Medios como el cine o el cómic, además de la música, también tienen su hueco en la Semana, al margen de la literatura, verdadera alma máter de una cita que pretende, según su máximo responsable, captar públicos accidentales, ofrecer a públicos no habituados una serie de aperturas de puertas hacia nuevos elementos que no conocen o que no saben si les gustarán”.