El cine de catástrofes puede ser diferente, sin la necesidad de echar mano de grandilocuentes efectos especiales. Este parece ser el punto de partida del prolífico cineasta Steven Soderbergh a la hora de afrontar “Contagio”, una propuesta que cuenta con un reparto coral de campanillas. Vista recientemente en el festival de Sitges, donde gustó, aunque no mató -debido probablemente al distanciamiento del autor respecto a la posible trama fantástica-, se trata de una visión personal, alejada de la espectacularidad, de un tema tan escalofriante como puede ser una pandemia que acaba con la vida de millones de seres humanos por todo el mundo sin que nadie parezca poner freno al virus letal. Rodada con la frialdad habitual a la que nos tiene acostumbrados el inusual Soderbergh, que gusta de experimentar en los márgenes de la comercialidad, “Contagio” carga las tintas en la parte humana del filme. A su director no le interesa enseñar demasiado los estragos de la plaga, prefiere detenerse en algo realmente más terrorífico: cómo se extiende el miedo en la sociedad. El pánico no hay quién lo pare, sobre todo si la enfermedad se extiende con un simple apretón de manos. Una metáfora implacable, rodada con criterio, que se queda corta si queremos ver realmente un show apocalíptico en la sala de un centro comercial. No va por ahí la película del responsable de la taquillera saga “Ocean´s Eleven”, la excelente (y oscarizada) “Traffic” o la extraña “Bubble”. Describe la desesperación de la comunidad médica mundial por encontrar una cura mientras el terror agarra por el cuello a la masa y la zarandea. La civilización se desmorona. Actores de la talla de Matt Damon, Marion Cotillard, Laurence Fishburne, Jude Law, Gwyneth Paltrow y Kate Winslet, algunos en pequeños papeles, igualmente significativos, acompañan a Soderbergh en su gesta, en su clara intención de ofrecer al espectador una manera alejada de lo habitual de acercarse al género de catástrofes. “Contagio” no es un producto pensado para el gran público, no va falto de riesgo, en absoluto, aunque las caras conocidas maquillen el conjunto. La cámara no se anda con rodeos, va a lo que va, no sobra información, el complicado argumento está narrado con mano maestra. Lástima que sea algo farragoso: el ritmo merma inevitablemente ante el torrencial cruce de historias y personajes. Interesantes se presentan los escenarios donde transcurre la acción, desperdigados por todo el planeta: Hong Kong, Macao, Chicago, Atlanta, San Francisco, Abu Dhabi, Londres y Ginebra, entre otros. Un aliciente a añadir para aquel público que gusta de viajar con las imágenes en la gran pantalla. “Contagio” alerta sobre la posibilidad de que una tragedia a nivel mundial acabe con el hombre, prestando especial atención al verdadero problema que puede irrumpir en escena en una situación límite de estas características. ¿Seremos capaces de mantener la serenidad y comportarnos como mentes racionales? Evidentemente no. Disfruten del susto y de la mirada fría del siempre sugestivo Soderbergh.

(publicado el pasado viernes en el suplemento GPS de EL CORREO, aquí sin cortes)