Experiencia (casi) mística
Más de una vez, y no será la útima, he defendido por estos pagos por ejemplo, AQUI- el hecho de ir al cine a ver determinadas películas como un acto de catarsis colectiva excepcional. El espíritu de la cinegafia bien entendida. El cine y el circo juntos de la mano como una experiencia casi mística, del todo mágica y divertida. La iniciativa PHENOMENA THE ULTIMATE CINEMATIC EXPERIENCE, liderada por el inefable cineasta Nacho Cerdá, representa bien esta idea, reforzada por la nostalgia.
En un cine mítico de Barcelona, el Urgel, una de esas salas gigantes que cada vez quedan menos, a la vieja usanza, con estética vintage involuntaria y un pantallón de quitar el hipo, tienen lugar dobles programas y maratones -con trailers y sorpresas impagables- que rescatan títulos de culto de finales del pasado siglo. Dan juego décadas como los años 80, con filmes que marcaron a toda una generación que ahora puede revivir sensaciones de antaño, de su infancia y adolescencia, volviendo a ver, como debe ser, grandes clásicos del celuloide fantástico.
Las sesiones se llenan, creándose un ambiente inusual en una sala oscura, con el público entregado con todos los sentidos, dispuesto a gozarla con la magna proyección. Puede recordar en algunos momentos a las sesiones nocturnas de Sitges, o al mogollón que se lía en la Semana de Cine Fantástico y de Terror de San Sebastián, Trash entre amigos o Cineshock, con la diferencia de que aquí sólo hay buenas vibraciones pues el menú ha sido escogido minuciosamente, con cariño y sapiencia, para el deleite absoluto del espectador. Este viernes se inicia una nueva temporada de PHENOMENA. Comienza de nuevo la fiesta. Una fiesta en torno al cine absolutamente recomendable que ojalá se extienda y nunca pare.