No somos capaces
de frenar la violencia
Hoy es un día triste, a las puertas de 2007.
Se intercalan en los telediarios las imágenes de la ejecución tercermundista de Sadam Hussein, mientras otros hijoputas iguales o mayores que él sonríen felices, con el atentado de Barajas, un insulto a la esperanza, una pedorreta a un gobierno torpe e incapaz, una palmadita en la espalda a una oposición siniestra que ahora tiene argumentos para seguir tocando los cojones.
Si el Capitán Trueno pudiera venir nuestras cadenas saltarían en mil, monstruos gigantes, princesas encantadas, el malo siempre palma, la chica se salva. Ven capitán Trueno, haz que gane el bueno. (Asfalto)