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Tonto y en pelotas

Filed under: Celuloide,Garabatos,Letrax el Martes, 13 de abril

En el anterior post mencionaba a mi bro Chema García, gran dibujante y mejor persona humana, con lo cual, ya puestos, ahora toca citar a otro hermano del alma, al insigne Ruben Lardín, con la excusa de otro rescate arqueológico. En su día le entrevisté encantado de la vida con motivo de la salida de su libro Imbécil y desnudo (de ahí el bobo título de este post), que recomendé por AQUI, pero no había publicado la entrevista al completo en ningún soporte, así que aquí abajo la coloco por el bien de la humanidad. Atención a la foto añeja que he encontrado para ilustrar estas emocionadas palabras ¡Ah! El hermano Koldo, otro compañero de fatigas infatigable, lo da todo visualmente en la serie de A3 Karabudjan, cuyo segundo episodio se emite esta noche, ¡no se la pierdan!

ENTREVISTA A RUBEN LARDIN

Curioso resulta que, ahora que el futuro de la prensa parece ser digital, nos encontremos con un salto de la red al papel que lapida esta idea. “Imbécil y desnudo” (Ed. Leteo) es el primer libro de Rubén Lardín (Barcelona, 1972), teórico del cómic y el cine, absoluto defensor de las viñetas frente a (casi) todo lo demás. El volumen recopila varios textos publicados en el extinto blog de este juntaletras, y la portada viene firmada por uno de los dibujantes más personales de nuestro panorama, Santiago Sequeiros. Lardín se desnuda en su libro, se disecciona a sí mismo de arriba abajo, describiendo a su manera su vivir cada día con prosa encendida, a ratos herida. Habla sobre todo de sus filias y fobias, de aquello que le hace disfrutar más de su existencia, con el cómic en lo alto de un pedestal.

Ha escrito varios libros teóricos antes de soltarse como escritor con mundo propio en “Imbécil y desnudo”, título que remite a Georges Bataille. Revistas como Cinemanía, Vice o Rockdelux cuentan con su colaboración, ha escrito varios guiones de largometrajes, entre ellos “Los ojos de Alex” junto al maestro del cómic Josep Mª Beà, y ha traducido para nuestro mercado editorial a autores de cabecera como Charles Burns, Robert Crumb, Adrian Tomine o R. Kikuo Johnson. -Empezaste tu trayectoria como dibujante. Empecé editando fanzines como plataforma para dibujar en ellos, pero ni por esas conseguí la disciplina y la voluntad que requiere el dibujo. Con el tiempo decidí que de donde no hay no se puede sacar, y acabé escribiendo, que al fin y al cabo es algo que todo el mundo sabe hacer desde que alfabetizarse es obligatorio. Resultó que no se me daba mal del todo y eso me permitió acceder a otros medios. Cuando me di cuenta me había profesionalizado en prensa sin pasar por la universidad. De aquella época guardo mucho aprendizaje, un montón de amigos, cierta actitud de guerrilla y el entusiasmo como base de todo lo que hago. -¿Los blogs han sustituido en parte a los fanzines en papel? Ciertos blogs. La mayoría no deja de ser basura donde se comentan estrenos de cine y cosas así, sin ningún criterio. Trabajan para las multinacionales por la patilla, como parte de gigantescas campañas de marketing viral (es tan estúpido como ponerse una camiseta donde pone Pepe Jeans). Pero sí, hay blogs muy valiosos que además sirven para que gente inquieta, con ideas o con intereses afines encuentre en internet una vía de encuentro, expresión y debate inmediato, en ese sentido son algo muy estimulante. Otro tema son las redes sociales, la construcción del YO ideal y el escaparate y los intereses y todo eso, que ya me parece una demencia y algo parecido a hacerse una ficha policial voluntaria, antes de que te detengan.  En ese sentido vivimos en la distopía perfecta que soñaron Wells, Orwell o Huxley. Supongo que es lo que nos merecemos. -¿Por qué empezaste a escribir en el blog? Para los que nos dedicamos a escribir ficción, guiones, en prensa o lo que sea, un blog va muy bien para depositar el miasma, lo residual, incluso lo que puede ser nocivo para la propia escritura. En prensa has de ser muy contenido, tanto que la norma es que está prohibido “escribir”, hay que “redactar” en pro de alguna objetividad, cosa que no existe ni es posible. El caso es que la inmediatez y la espontaneidad de un blog resulta liberadora. Escribe uno para conocerse, dicen, o para exorcizar los monstruos, pero para mí escribir no es más que un acto reflejo, como hacer garabatos mientras hablo por teléfono. El blog me servía para medir mi escritura al día, como quien se pone el termómetro. -¿Cómo decidiste qué estilo seguir? Se decidió solo, sobre la marcha. El mismo medio impone el formato. Un blog es a la literatura lo que un bar de menús a la gastronomía, no mucho más, pero quizás por eso un blog puede llegar a transpirar alguna viveza, la que otorga escribir con cierta impunidad, sin filtros, desde las tripas, a la buena de dios y con una premura que no responde a nada más que a sí misma. -Y un día lo cerraste Supongo que empezó a serme algo como el pingpong, un ejercicio de contención y reflejo. Yo sabía que se me leía, tenía una ligera idea de cómo alguna gente recibía mis textos, ya fuera porque me escribían mails o porque lo expresaban en sus propios blogs, y aunque la mayoría de las opiniones eran amables y gratas, me coartaban, suponían cierta presión. El pudor, por otra parte, estuvo ahí desde el primer día, así que estaba condenado. Además, todo lleva a la rutina y las rutinas, aunque dan seguridad, acaban por aburrirme, así que me desprendí del blog como quien tira unos pantalones viejos. Ahora he abierto otro, pero éste sólo tiene un lector: YO. -Es curioso que los textos de internet ahora pasen a ser un libro Eso se debe al interés de mi editor, el también escritor Alberto R. Torices, uno de los responsables de la editorial Leteo. Fragmentos del blog habían aparecido en varias revistas en incluso en una antología de poesía (sic), y cuando lo cerré, Alberto me dejó ir que estaría bien ver aquello en papel, que valdría la pena. Lo hablamos, se planteo recopilar los posts más atractivos, hacer una selección, pero antes de decidirnos entendimos que no tenía demasiado sentido más que como un todo, con sus altibajos, y eso es el libro. -¿Cómo lo definirías? No lo tengo muy claro. Hace poco he estado leyendo cosas de Eugeni D’Ors, y salvando las distancias y con toda humildad, quizás podría ir por ahí la cosa y entenderse como una recopilación de glosas o de columnismo periodístico, aunque en definitiva se trata de un diario, que al fin y al cabo es un género literario en sí mismo. -La portada es de Sequeiros, ¿cómo surgió? Santiago Sequeiros, además de amigo, es uno de los mejores ilustradores que conozco y –me atrevo a decirlo- que conoceré. Me fascina su trabajo y no tuve ni que pensarlo a la hora de encargarle a alguien la portada. Se la pedí y me la regaló. Su dibujo legitimando mis letras es la mayor recompensa de todo este asunto. -Actualmente tienes proyectos en cómic como guionista Estoy trabajando con Kano en una historia donde espero que haya sexo bizarro, demencia, violencia exquisita y todas esas cosas bellas de la vida. Pero nos lo estamos tomando con calma. Puede que con demasiada calma. -¿Cuáles son tus influencias? Ups, ni idea. Sí sé qué autores me han poseído en un momento u otro de mi vida, pero siempre son más de los que puedo recordar y mezclo todas las disciplinas sin orden ni concierto. Polanski, Umbral, Morricone, las vidas de los santos, Alfred Hitchcock y los tres investigadores, El señor de las bestias… No sé, es una pregunta muy difícil y en la que no quiero indagar. -Autores de cómic favoritos Georges Pichard, Martí, Crumb, Sfar, los hermanos Hernandez, Blutch, Christophe Blain, Richard Corben, Charles Burns… Son muchos, imposible recordarlos a todos ahora. -¿No vas a volver a dibujar? Compro a menudo libretas nuevas, papeles, cuadernos, tiralíneas y movidas, pero son placebos. En el fondo siento que se me ha pasado el arroz para muchas cosas. Será la crisis de los 40, que ya asoma. Ya no dibujo, pero intento escribir siempre apelando a lo sensual, como si manejase un pincel, de una manera orgánica. Los japoneses saben mucho de eso. -Escribes también sobre cómic en varias publicaciones ¿Cómo es hablar del trabajo de los demás? Ahora lo hago regularmente en revistas como Vice o RockdeLux, pero siempre que se me permite milito en otros medios. Aunque sostengo eso de que lo racional mata lo creativo, siempre he considerado la crítica como un género en sí misma, y por supuesto nunca objetivo, eso no existe y el empeño por simularlo no es más que un juego. La crítica ha de ser apasionada o no ser, sangrante si es necesario y para bien o para mal, lo cual no significa aparcar el cerebro analítico ni mucho menos. Esa crítica ya no existe en los medios, así que de nuevo Internet, donde se encuentran los debates más interesantes, viene a ser la alternativa. -En el libro citas en varias ocasiones autores y obras de cómic Es inevitable, consumo tebeos como quien escucha música, ve cine o se toma una caña, y cuando encuentro un aprendizaje en ellos, lo aplico, es algo que surge. -Crumb, por ejemplo, por encima de muchos artistas idolatrados de otras disciplinas Crumb es el paradigma del arte terapéutico que se logra algo mucho más grande. Además de un grandioso dibujante me parece un autor superior, así en general, más allá del cómic. Además me es muy fácil conectar porque, como él, me considero un obseso sexual por encima de todas las cosas. La culpa fue de los Maristas, pero les doy las gracias porque me lo paso muy bien y tengo una vida plena. -¿Vive el cómic un momento dulce por estos lares o es un espejismo? Más que el cómic, vive un auge el término novela gráfica, que en realidad existe desde hace décadas aunque a los aficionados siempre nos haya sonado un poco peyorativo, y supongo que eso conlleva que un público algo acomplejado se haya acercado al medio con la conciencia de estar consumiendo “literatura”, culturizándose, que es algo que no le presuponían a los tebeos. Vale, saquémosles los cuartos, aprovechemos la situación. La verdadera revolución, creo, llegó con el manga, que ha creado varias generaciones de lectores, aunque algunos estén atrapados. Como sea, el cómic siempre será un medio minoritario, testimonial en algunas épocas y emergente en otras, como el teatro, lo cual me parece estupendo porque concede al medio una libertad que a día de hoy no existe en ningún otro ámbito artístico. -¿Tu libro lo disfrutarán especialmente los lectores que conocen referencias comiqueras y cinematográficas? Quizás disfruten más algunos pasajes o capten analogías, referencias concretas que a otros pasen desapercibidas, pero en general creo que es un libro asequible a todo el mundo. -¿Cómo lo recomendarías? Para eso no sirvo, no sé venderme y me embarga algún tipo de rubor cuando pretendo hacerlo. Dicen que el libro es divertido y yo puedo añadir que contiene alguna honestidad, hasta el punto de que en cierto modo es un libro libre de mí mismo. Supongo que eso son valores. No pretendo mostrarme despreocupado para disculparme o para que algo de lo que contiene reciba más merito, pero es verdad que todo lo escrito ahí fue fruto del momento, del estado de ánimo del día que lo fecha, de un cruce de cables o de un estado particular de conciencia. Si la literatura es meditación y reflexión ahí hay muy poca literatura, pero supongo que tiene el morbo que puede despertar el hecho de que sea un diario íntimo.

5 comentarios

Comentario by k10.

si es que lo de Maristas ya no se puede quitar. jojooj

k10.

abril 13, 2010 @ 7:05 pm

Comentario by chema

ROCK !!!

abril 13, 2010 @ 9:28 pm

Comentario by Goio

Si es que esta generacion Que yo siempre estare mas agradecido por lo que se alejaba de los comics, pero vamos, que no se ven cosas asi hoy en dia por mucha internet que haya, que es mas o menos lo que dice el de los blogs.

abril 13, 2010 @ 9:55 pm

Comentario by josep m. fernández

Pero qué requetemala es Karabudjan. Un producto fétido a la altura de la cadena que la emite. Eso sí, la fotografía muy chula. Es todo como regado con tinta de calamar.

abril 14, 2010 @ 12:10 am

Comentario by infraser

DisCRESPO, Karabudjan no mata, el guión no es original precisamente, pero la labor de Koldo tras la cámara está por encima de lo habitual, LOS PROTEGIDOS mismamente. El segundo capítulo visto ayer se aleja sobremanera de lo que, desgraciadamente, podemos ver en nuestra televisión. ¿Que puede haber una producción mejor? ¿Una idea mejor? ¿Actores? Eso siempre Además, conozco los entresijos del rodaje, plagado de inconvenientes, lo que engrandece el trabajo de Koldo.

abril 14, 2010 @ 10:58 am

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