No-muertos que surgieron del frío
Los muertos vivientes están de moda. Muy de moda. La fiebre que despiertan en la literatura, el cómic y el cine va en aumento a pesar de la saturación de productos protagonizados por no-muertos. Sólo así puede entenderse el estreno tardío de “Zombis nazis”, una producción noruega de serie B que se ha paseado por numerosos festivales especializados y ha dado de qué hablar más por su punto de partida, mezclar zombis y parafernalia nazi, que por su resultado final, un homenaje a los comienzos cinematográficos de Sam Raimi y Peter Jackson. Ambos cineastas encumbraron el cine gore y la comedia de humor negro -el splastick, género a medio camino entre el slasher y el slastick-, con títulos como “Terroríficamente muertos” y “Braindead”, antes de caer en brazos del mainstream.
En “Zombis nazis” una cuadrilla de amigos con ganas de pasar unas buenas vacaciones en la montaña, entre la nieve, acaban siendo víctimas de un ataque singular: una jauría de cadáveres andantes en busca de cerebros frescos que en su día obedecían las órdenes del mismísimo Hitler. Los momentos de pasadas de rosca, de pirotecnia cárnica y anatomía desatada, léase desmembramientos porque sí, son lo más destacado de un pastel no apto para estómagos débiles.