Arte efímero, efímero arte
Escarbar en las entrañas de arte contemporáneo, en busca de las características básicas, y las oscuras razones, que nos permitan etiquetar una obra como válida, es una discusión permanente. ¿Qué es el arte? ¿Quién decide qué es y qué no es un objeto artístico? Las puertas de la polémica se reabrieron en 2003 con el eco de las tribulaciones de Mike Nedo, “un foro de debate sobre lo inverosímil y absurdo que supone la sociedad hoy en día”, según comentaba a quien esto escribe su portavoz, Alvaro González, en el momento de la explosión mediática de este desvergonzado fenómeno que estos días vuelve a la carga en Bilbao con una exposición conmemorativa. Uno de los miembros de este colectivo, empeñado en “reflexionar sobre el mundo en el que vivimos”, realizó su primer cuadro, Torbellino de amor, en 15 minutos. En menos de un mes su propuesta, “el peor cuadro posible”, se colgó en la exposición permanente del Museo Guggenheim de Bilbao. La horripilante imagen, un corazón envuelto en una espiral, estuvo expuesta cinco horas, pero algún responsable del museo decidió retirarla de las paredes del emblemático lugar, a pesar de que el público congregado contemplaba el inefable trabajo con inusitado interés. Mike Nedo consiguió exponer su obra colándola en el Guggenheim, sorteando las notables medidas de seguridad del recinto. La acción fue grabada con una cámara oculta, inmortalizando una performance que dio mucho de qué hablar en los grandes medios de comunicación. “Todo el mundo puede ser un artista si su trabajo se difunde a través de un medio importante”, resalta González. “Al igual que hoy en día alguien puede ser un gran cantante si aparece en Operación Triunfo, o famosete sin más si sale en Gran Hermano, o se acuesta con otro de su calaña de cuarta regional, ¿por qué no podemos crear un artista con similares métodos?”. El responsable del espantoso cuadro, oculto tras una máscara sanitaria, unas gafas de chiste y un gorro de baño, reivindicó su acción a través de un video de estética terrorista, no exento de ironía, que se pasó por numerosas televisiones internacionales. En su meteórica carrera en pos del absurdo del arte y aledaños, el esperpéntico pintor visitó el plató de “Crónicas Marcianas”, donde lanzó su mensaje a las masas: “Mike Nedo no está contra el arte moderno, sólo queremos profundizar en la sociedad en la que vivimos, y si algún artista se da por aludido, por algo será”. El interfecto de identidad secreta lucía una camiseta con la leyenda “Libertad para Torbellino de amor”. Mientras intentan recuperar Torbellino de amor por la vía del juzgado, el colectivo Mike Nedo está creciendo en número como grupo de debate a través de su página web. Los entendidos asemejan la hazaña de este movimiento artístico-reivindicativo con los postulados de Duchamp y sus coetáneos. La gran incógnita, relanzada con gracejo, sigue sobre la mesa: ¿todo vale en el arte moderno?