Mucha sangría
Tarantino y Rodriguez no se han quedado solos en su afán de homenajear los programas dobles de antaño, esas sesiones golfas donde se programaban del tirón dos películas de dudosa catadura, generalmente cine de terror en todas sus posibles variantes. Aunque Grindhouse no se estrena como debería en el Viejo Continente, a Death Proof y Planet Terror les toca caminar solas en nuestra cartelera, a un avispado distribuidor autóctono se le ha ocurrido aprovechar la coyuntura y lanzar dos filmes gore al unísono para saciar la sed de ketchup y sesos saltarines del público potencial de este tipo de productos. Así, Desmembrados y Ovejas asesinas, cintas vitoreadas en la última Semana de Cine Fantástico y de Terror de San Sebastián, visitan nuestra cartelera juntas de la mano en busca de espectadores con estómagos poco delicados. Doble programa, dos títulos por el precio de uno, a cual más burro y kamikaze. Sangría fresca para combatir los calores del verano.
Si algo caracteriza a este curioso programa doble de terror es el abundante humor negro que empapa las dos películas que le dan cuerpo. Hay más risas y gore despendolado que horror puro y duro. Si el espectador busca sentarse en la butaca y sentir el miedo en las carnes, este doble pase no es la opción correcta. Aquí mandan los gags a base de triperío barato, los chistes gruesos y la algarabía a costa del despedazamiento de pobres incautos que se pasean pizpiretos por donde no deben. Todo de mentirijillas, eso sí. El festival de chicha y fluidos desatados, léase mutilaciones gratuitas y sangre de tarro a borbotones -seguro que más de uno ya había pensado mal-, está garantizado, tanto en Desmembrados como en Ovejas asesinas, títulos explícitos donde los haya. Encontrar originalidad y un guión decente, por encima de la media (actualmente irrisoria), ya es otro cantar. Ambas piezas tiran de ideas ya vistas, cocinadas sin ton ni son, de todo menos a machamartillo. Habrá quien deguste igualmente el plato con satisfacción, a pesar del abuso de topicazos sanguinolentos, pero aquellos que piden algo más que cuatro carcajadas con sensación de déjà vu sentirán como el tedio se apodera de sus huesos.
Desmembrados presenta a un grupo de trabajadores de una compañía que se van de fin de semana colectivo con el fin de arreglar sus diferencias. Sin embargo, lo que se vaticinaba como una divertida excursión de empresa acaba siendo una carnicería desproporcionada. “La serie televisiva The Office se cruza con Deliverance”, así ha sido definida esta comedia negra de irregular ritmo que goza de algunos momentos hilarantes de recibo, pero poca enjundia en su conjunto. Chistopher Smith, responsable de Creep, firma la dirección de este pasatiempo slasher, en el cual, según palabras del cineasta, “todo se reduce a un equilibrio entre humor macabro mezclado con convenciones y clichés. Ocurren cosas que son graciosas, sin embargo no es una comedia de situación (sitcom), pues los personajes no están diciendo cosas divertidas. Ocurren cosas terroríficas, pero tampoco es un film de carnicerías explícitas”. Un tono complicado, que no siempre funciona como debiera en esta propuesta especialmente recomendable para fanáticos del gore ochentero.
Ovejas asesinas, por su parte, remite a los comienzos de Peter Jackson, cuando el artífice de El Señor de los Anillos era el rey del gore de bajo presupuesto. De hecho, la cinta es una producción de Nueva Zelanda, que al director de Mal gusto no le pilla lejos. La cinta absorbe ideas directamente de la desternillante (y hemoglobínica) Braindead y echa mano de un ejército de ovejas zombis para sembrar el caos, el terror de pandereta y el cachondeo padre en la gran pantalla. Jonathan King debuta con una cult movie diseñada a conciencia cuyo exceso puede acabar cansando hasta al gorefan más selecto. La comicidad de algunas escenas y los ingeniosos efectos especiales son el principal reclamo de un producto que conviene ser consumido como experiencia colectiva, aderezado con palomitas, refrescos y lo que se tercie. Los responsables del filme juran y perjuran que ninguna oveja fue herida durante el rodaje. Lo creamos o no, ver a tan tierno animal devorando humanos forma parte del delirante espectáculo, con lo cual, inevitablemente, el escarmiento que reciben las bestias es lo más horripilante imaginable.
(publicado hoy en EL CORREO, aquí sin recorte)