Bueno, vale ya
…basta ya de tanta tontería, tanta fiesta y tanta leche. Toca regreso al hogar, dulce hogar, en Madrid, ciudad caníbal. Hay que descargar las pilas con algo de seriedad antes de que la pereza se afinque en mi cerebro por siempre jamás.
Por Bilbao, además de hacer vida en familia y comprobar que cada vez tengo más manías dada mi vida de feliz impar, he visto a muchos amigos, grandes amigos, lo que siempre es de agradecer, muy de agradecer. También a alguna bellísima ex, que siempre es saludable para el coco. He acabado el clip de Atom Rhumba, he escrito a tope para el periódico, y me he reunido con quién me ha apetecido para hablar de cine y tebeos. He comido en exceso, y me llevo un esguince de regalo navideño que he paseado de sarao en sarao. Pero vale ya. Hay que afrontar con tesón (ja, ja!) los proyectos pendientes y adecentar este blog, que últimamente apenas acoge textos en condiciones. De hecho, llevo un mes sin ir al cine, poniéndome morado a ver series bajadas de internet (de esto, entre otras cosas, hablaré estos días).
El jolgorio del viernes night fever fue tremendo. Hay algunos testimonios AQUÍ y AQUÍ del show de los Teenage Mutant Ninja DJs. Yo sigo sin entender nada, la erótica del pinchadiscos y su puta madre. Joder, que sólo ponemos CDs traídos de casa sin orden ni concierto, con bootlegs bajados de internet. Vale, sí, hago el robot y el chorra de mala manera sobre el escenario, pero eso es… ¡hacer el payaso! Igual me he equivocado de profesión.
Ayer, día de reyes, jugando al Guitar Hero para aliviar el estado catatónico con mi amantísima sister y mi primo de 12 añitos. Es mi regalo navideño. Y, agárrense, el Sing Star!!! Lo flipo haciendo el heavy y el karaoke from hell…
Hoy, a hacer la maleta y todo lo que pretendía hacer estos días deprisa y corriendo, mientras tomo conciencia de que tengo que estar, ¡oh cielos!, un mes sin probar el queso, ni las tortitas con nata, ni los frapuccinos del Starbucks… Va a ser muy duro, compañeros, me refugiaré en el trabajo, haw, haw, haw!!!