Tocapelotismo
Tres semanas, o más, llevan sonando unos simpáticos martillazos por la mañana tempranito que me hacen de grácil despertador. Hasta la polla estoy, como noctívoro irredento, de dormir poco y mal. Me acuesto a las mil y me levanto cuando lo hace el resto del mundo, menos cuatro gatos noctámbulos entre los cuales, feliz de mi, me encontraba hace un tiempo no muy lejano. Encima, noto varios tumores en mi cerebro con curvas de mujer, que me producen sueños como este…
Y pesadillas como esta
No sé si se va a derrumbar el bloque de un momento a otro. Hay grietas en la pared de mi hogar, dulce hogar, y fisuras notables en la superficie de mi castigado cerebro. No quiero a mis tumores, pero los amo un poco. ¡Malditos martillazos!