Quiero ser santaaaaa
Resumen de la vida y milagros de una cabezona iluminada con muy mala hostia. Este puede ser el resumen perfecto, la sinopsis breve, de Teresa, el cuerpo de cristo, cuya proyección he sufrido (no en silencio) en mis propias carnes en un concurrido pase de prensa hace apenas unos minutos.
Rodada a la manera de un videoclip de Bisbal, artificiosa y hortera a más no poder, pero con unos interminables noventa minutos de duración (con magnos momentos cruce entre La celda de JLo y Sister Act), uno echa de menos Alastriste, compañeros. El Cid Cabreador, Juana la loca de vez en cuando y Teresa de Ray Loriga, la sagrada trilogía del esperpento español. Paz Vega es tan creíble flagelándose como un monólogo de Urdaci. No tengo palabras que puedan describir el calvario que he vivido. El anunciado biopic de Escrivá de Balaguer probablemente tendrá más gracia que este folleto de parador de pueblo beato hecho película. Lo más salvable, los actores, entre ellos Manuel Morón en la piel kamikaze de un pérfido sacerdote inquisidor que escupe la única frase que ha logrado despertarme: Dios salvó a una ramera, pero el resto están sueltas.
¡Ah! El que avisa no es traidor (ja!): los que esperan morbo ya pueden quedarse en casa viendo Lucía y el sexo en VHS.
Os dejo con unas imágenes del filme robadas sutilmente con mi teléfono móvil de tercera generación: