Fanzinfección
Prensa marginal, minoritaria, alternativa o contracultural, son algunos de los calificativos que se atribuyen a los fanzines, publicaciones realizadas, generalmente, por amor al arte. ¿Su objetivo? Abrir las puertas a otros mundos que están en éste.
Ni qué decir tiene que soy un apasionado de los fanzines. Si no fuera por ellos, no estaría escribiendo estas líneas. Soy un adicto confeso a toda publicación de ignota procedencia, editada sin afán de lucro y con ánimo de difusión cultural. Generalmente los culpables son un grupo de amigos que comparten inquietudes y deciden plasmarlas sobre papel, arriesgando energías, tiempo y dinero. Una tarea loable que cumple una labor social: cubrir un hueco en el anquilosado panorama cultural que nos rodea, dando a conocer sus vertientes más olvidadas, menospreciadas o castigadas. Airean, por tanto, toda expresión alejada de los circuitos convencionales o institucionalizados. Tras el boom de los años 90, los fanzines siguen sobreviviendo a los tiempos. Ahora se han apoderado de Internet, donde muchos siguen defendiendo un territorio fértil para el mestizaje, ajeno a las modas y receptivo con los nuevos experimentos de vanguardia. Los fanzines de cómic siguen fieles al papel. Nutren sus páginas con multitud de viñetas de autores noveles que dan a conocer sus trabajos, como es el caso del Fanzine enfermo, uno de los proyectos más sugestivos del tebeo alternativo actual. La lectura de su reciente nueva entrega, el número 7, me ha obligado a escribir estas líneas. Los fanzines no han muerto gracias a enérgicas propuestas como ésta. ¡Larga vida a los fanzines!
Columna dominguera CORREOSA, más info enferma en este mismo blog pinchando AQUI.