Where is my Mind?
Un año más he sobrevivido al FIB. Muy dura la vuelta al cole, tirando de ventilador frente al ordenador dando los últimos toques a los textos de Cronenberg, con unas ganas locas de volver a escaparme más allá del fin del mundo. Este puto calor es insoportable
Resumiendo el FIB: un año espléndido. Nota alta. No ha sido el mejor, pero si de los mejores. Y el más superpoblado. Es impresionante ver a miles de personas felices, olvidándose de los males del mundo, en sintonía, coreando al unísono canciones que llegan al alma en un estado de comunión alucinante. El poder de la música en directo es fascinante. Nunca el cine podrá llegar a algo así. En mala hora abandoné la guitarra eléctrica…
El primer día, el petardeo de Scissor Sisters dio para unos bailes de calentamiento. El segundo, la hipnosis de la nostalgia. El momento fan fatal. Estremecimiento absoluto con los primeros acordes de Pixies. Como no tienen disco nuevo, toma hit tras hit. Sin parar. Sin dejar respirar al respetable, salvo cuando el público de la primera fila casi perece contra las vallas. El inconmensurable Frank Black calló su garganta y la organización solucionó rauda y veloz un problema de posible avalancha mortal, nunca antes vista en Benicassim. Mención especial al escalofrío interior que sentí al ver a Kim Deal hecha una maruja. Otrora sex symbol indie, ahora se asemeja a la Rosa de OT pre-Mira quién baila, fumando cigarrillos compulsivamente entre temazo y temazo. Después de Pixies… los Strokes. Madera de rock stars. Menudo grupazo, amigos, mal que les pese a muchos. El futuro es suyo. Una ametralladora sonora imparable.
Tercer día. El más tranquilo, aunque no paré de hacer air guitar con Nada Surf (más nostalgia, soy un viejuno). La estrellona Morrisey, a pesar de empezar con Panic de los Smiths, hizo el ridículo poniéndose una banderita española por falda. Muy desubicado, se fue desinflando… De Paco Ferdinardo pasé bastante. Canciones repetitivas verbeneras para las masas. No sé por qué les he pillado paquete… En la barra libre del backstage se estaba mejor.
Cuarto y último día. ¡El acabose! Empieza el día con energía con Yann Tiersen, que agarra el violín y arrasa. Amelie se viste de Mogwai. Los 50 minutos de concierto supieron a poco. Seguido, toma toma toma… ¡a bailar ska con Madness como un quinceañero! Nuevamente: NOS-TAL-GIA. Exitos imperecederos. Y llega Depeche Mode. El despliegue audovisual se sale. Enjoy de silence me toca la fibra (carne de gallina). Ya puedo volverme a Madrid contento, pero antes tocan Placebo y dEUS. Los primeros los he visto tantas veces que sentí que simplemente cumplían con el expediente. El divismo emergente de Brian Molko empieza a ser preocupante. Los belgas tocaron poco, pero fue un broche de oro perfecto para un festival ideal para liberar stress y expandir el alma.
Tacho varios temas de mi lista de canciones favoritas que quiero ver en directo antes de abandonar este planeta. Cada año, gracias al FIB, me quedan menos.
Atención a ESTAS FOTOS, cortesía de Don Manuel Bartual. En alguna salgo dando grima y mi rostro indica el alto porcentaje de mi alegría durante estos días… sic!!! DEBASER!!!! DEBASER!!!