Uf !!!
Tras problemas con el server, al que se ha unido unos días de crisis existencial galopante, de esa que aparece y desaparece, por suerte, como el río Guadiana, por fin posteo, con muchos temas en el candelero.
No sé vosotros, pero yo estoy encantado con la víctoria de LORDI en Eurotostón 2006. Está claro que el show ha sido un correctivo, un aviso a los responsables de este concurso de cante hortera que interesa cada vez menos al personal. Eso sí, el grupo finlandés tampoco es que sea el colmo de la modernidad. A mi me hace gracia el retorno a los 80, el espectáculo granguiñolesco y tal, pero no dejan de ser unos heavies trasnochados salidos de una peli de la Troma. Simpáticos, eso si. Mola que se hayan comido con patatas tanto cantante de postal.
La víctoria de LORDI es, al fin y al cabo, una reivindicación freak. Yo llevo tres días escuchando sin parar el Apocalypse Dudes de Turbonegro. Obra magna. Y voy a desempolvar los greatest hits de Kiss, Iron Maiden, Anthrax, Poison y AC/DC para elevar mi autoestima a golpe de decibelio. El sábado noche celebramos el sorprendente acontecimiento eurovisivo en el karaoke, como mandan los cánones. Déjense de psicólogos, amigos, cantar a voz en grito Hombres G y Heroes del Silencio rodeado de colegas borrachos es un ejercicio de catarsis colectivo acojonante. No dejaré de recomendarlo.
Cambiando de tema, atención a ESTO los más cinéfagos. Hay cosas que no entiendo. Y nunca entenderé. ¿Por qué se hacen las cosas como NO deben hacerse? Ya lo decía el gran Jordi Costa la pasada semana en su columna del periódico gratuito ADN: En mi cabeza de cinéfilo trasnochado el concepto Productor equivale, directamente, a El Enemigo. Para mí el término es sinónimo de conceptos tales como El Que le Remontó la Película a Orson Welles, El Que le Arruinó el Proyecto de Su Vida a NoSeQuién(), El Que le Implantó un Final Feliz a esa película que, de otro modo, sería un clásico(). ¡Cuánta razón tiene este maestro juntaletras!
Para acabar, una CURIOSIDAD recién colgada en el bendito YouTube. Ni me acordaba de esta historia