No
no voy a gastar demasiadas energías hablando del dichoso debate, un debate en cuyo colofón el señor Rajoy, el individuo de la mirada perdida, se marca una apología de la pederastia con tanta obsesión por esa niña, esa niña , mientras ZP, el hombre de las cejas imposibles, vuelve a desearnos buena suerte, como si acabásemos de entrar a concursar en un reality show, rollo Supervivientes, o en un puto bingo. ¡A la mierda! Que vote el que no tenga mejores planes para el domingo.