Lapsus (uno de tantos)
Un lio. La página ha estado varios dias que sí que no, cambiando de servidor, y un servidor de viaje por el Cinema Jove de Valencia, aprovechando la estancia para entrevistar larguísimo y tendido al insigne Pablo Llorens para un libro que estoy escribiendo para Animadrid. El de Cronenberg para Donosti todavía se me resiste. Y este fin de semana el DeciBELIO Festival, donde Arsénico se encarga de la comunicación y el rodaje del magno evento. ¿Se puede pedir más? Sí, tengo mucho más, pero no es cuestión de aburriros Seguiremos informando.
Rescato la columnita dominical de EL CORREO
EL GATO DETECTIVE
La serie Blacksad, protagonizada por animales antropomórficos, ha arrasado en los premios del reciente Salón del Cómic de Barcelona: Mejor Obra y Mejor Dibujo. Sus autores, Juan Díaz Canales y Juanjo Guarnido, triunfaron primero en Francia.
Nadie es profeta en su tierra, frase hecha que se ajusta como anillo al dedo si la aplicamos al talento de los creadores de Blacksad. Tras pelearse en las listas de los títulos más vendidos en el país vecino, junto a los best-sellers de literatura, por fin se reconoce con creces su buen hacer en nuestras fronteras. Más vale tarde que nunca. Las peripecias de John Blacksad, un gato negro duro de pelar metido a detective que pasea su palmito, enfundado en una tradicional gabardina, por las calles de una ciudad humeante poblada por todo tipo de animales humanizados, cuenta con tiradas brutales en el mercado de la banda diseñada y ya se habla de su salto a la gran pantalla. Estudiar cada viñeta, analizar la composición, la definición de formas de los elementos y las posiciones mediante el abocetamiento es la mejor arma de Guarnido, dibujante de la saga, curtido en el campo de la animación. Canales se encarga de los guiones del felino investigador: relatos con aires de cine negro, estética años 40-50 y claras influencias de Disney. Se puede catalogar la obra como un producto marcadamente comercial, sin demasiados riesgos, pero no se puede negar que ambos autores narran con buen pulso y deleitan al lector con espectaculares viñetas. A estas alturas entristece reconocer la poca sensibilidad para el arte que gastamos los ibéricos. Nuestros vecinos franceses ven la vida de otra manera -quizás bajo un prisma tocado por el aburrimiento, todo hay que decirlo- y, acorde a su pensamiento, la existencia se hace más llevadera para el artista al otro lado de los Pirineos. A ver si la cosa cambia por estos lares un día de estos.