Mientras por estos lares perderse entre viñetas resulta una manía excéntrica, en Japón sus habitantes devoran tebeos a diario con absoluta normalidad. Más allá de Dragon Ball existe el manga para adultos. Un mundo increíble de posibilidades.

Blame!, la serie de trama fantacientífica, marcadamente cinematográfica, creada por Tsutomu Nihei, puede entenderse como un tecnotebeo, aunque no pueda enchufarse a ninguna red. Su expresivo grafismo y desconcertante estructura narrativa mezclan acción y violencia, emparentándose estéticamente con películas de culto como Alien o Matrix. Sin saber a ciencia cierta que está ocurriendo ante nuestros ojos, somos testigos del periplo caótico de un personaje tan misterioso como las circunstancias que rodean su figura, a través de los pasillos y escaleras de un laberinto dantesco. El eficaz ritmo narrativo, las enérgicas viñetas futuristas -donde predominan los grandes dibujos con escasos diálogos de apoyo, poblados por criaturas cibernéticas que parecen salidas de un cuadro de H.R. Giger- y su correcta planificación logran despertar la curiosidad del lector, que se ve sumergido en un mosaico de referencias. Los guiños a Akira, la archiconocida obra de Otomo, no tardan en agitarse en nuestra mente si nos dejamos atrapar por las hipnóticas ilustraciones, salpicadas por cantidades industriales de hemoglobina, cables y fluidos, más mecánicos que corporales. Merece la pena perderse por los paisajes de metal de esta inusual propuesta de atmósfera inquietante que no hace ascos a la influencia de video-juegos de notable éxito como Resident Evil, Silent Hill o Metal Gear Solid.

(Otra columna dominguera de EL CORREO)